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Siendo líder a nivel nacional en producción de vinos, la Denominación de Origen Protegida y Calificada Rioja, referencia indudable de calidad, tradición y vanguardismo, ha sido, históricamente reconocida por sus vinos tintos y blancos de gran cuerpo y características organolépticas sumamente interesantes.

La uva Tempranillo, creadora siempre de grandes experiencias sensoriales y que reflejan perfectamente los sabores y arromas del Terroir riojano, suele tener en muchas ocasiones el apoyo y enriquecimiento de otros varietales secundarios, que, por sus diversas fortalezas, engrandecen a los vinos tradicionales. En el caso de los blancos, indudablemente, la Viura es la cepa más utilizada, produciendo vinos jóvenes o con un envejecimiento en barricas de roble.

El Consejo Regulador establece que todo vino que se produzca dentro de la Denominación de Origen Rioja, debe ser elaborado solo con las cepas autorizadas, de forma mezclada o como uva única. El Pliego de Condiciones o Reglamento de producción, da validez al uso de 5 uvas tintas y 9 blancas:

TINTOS
Tempranillo
Mazuelo
Garnacha Tinta
Graciano
Maturana Tinta


BLANCOS
Virua
Malvasía
Garnacha Blanca
Tempranillo Blanco
Maturana Blanca
Turruntés
Sauvignon Blanc
Chardonnay
Verdejo

Si el Tempranillo y la Verdejo son las cepas principales, hay grandes oportunidades con las secundarias, de tal forma que, algunos productores encontraron en estas uvas una riqueza sensorial en cada una de ellas, que es digna de ser presentada de forma individual en vinos mono varietales, ampliando de esta forma, la gama de matices en aromas y sabores riojanos.

Así surgen ahora vinos tintos y blancos elaborados 100% a partir de las consideradas uvas secundarias, tales como: Mazuelo, Graciano, Maturana Tinta, Garnacha Blanca, Maturana Blanca y Tempranillo Blanco.

En el caso de los elaborados con la uva Mazuelo, encontraremos vinos frescos con gran acidez y estructura, asi como aromas a frutos rojos pero especialmente una nota a hierbas aromáticas y especias.

La Graciano, nos dará vinos de un color intenso, con taninos firmes y una gran acidez, que le proporciona gran capacidad de envejecimiento. También se caracteriza por aromas frutales a cereza y frutos rojos, pimienta e incluso un toque de menta.

Maturana Tinta, una variedad que está generando protagonismo gracias a su capacidad de agregar color y taninos sólidos, llegan a tener unos matices de frutos rojos o negros maduros, casi acompotados.

La Garnacha Blanca produce vinos ricos en extracto, con buen color y aromas frutales mas complejos, llegando a tener recuerdos de frutos de cascara como nueces y avellanas.

En el caso de la Maturana Blanca, sus vinos son de color amarillo verdoso, aromas afrutados a manzana, plátano, cítricos y algunas notas herbáceas, en boca es ligero y equilibrado, con buena acidez y un suave amargor al final que termina con una persistencia media.

Y por último, el caso de la Tempranillo Blanco, una cepa que en 1988 la naturaleza, junto con su mística y mágica forma de crear, ha tocado una sola planta original de Tempranillo Tinto y decidido que a partir de ese momento, nacería en esa misma planta unos racimos de color blanco, mismos que después de varios análisis, el Consejo Regulador la autorizo como varietal apta para la elaboración de vinos blancos. Esta uva, se muestra con gran acidez y frescura, con una carga extra de aromas frutales tropicales y cítricos que la hacen más compleja, sus tonalidades van del amarillo pajizo al dorado pálido y en boca nos brinda muy buena densidad y amplitud.

Rioja es una región en constante movimiento, que apuesta por nuevas las estrategias globales, pero siempre cuidando celosamente de proteger la identidad única que ha resguardado desde finales del Siglo XIX.

Raul Vega Velasco
CEO Terravid – Docomo

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