La cerveza compite con el vino, acaso con cierta ventaja, por ser la bebida alcohólica más antigua del mundo. Un espécimen cuya edad paree ser alrededor de 10,000 años de antigüedad, consiste en una combinación de fermentados de arroz, trigo, uvas y miel, hallada en China; una peculiar mezcla de sake, cerveza, vino e hidromiel, si bien es imposible determinar qué tan cercana estaba a sus equivalentes actuales.
La fusión entre cerveza y vino se expresa de múltiples formas: cervezas maduradas en barricas de vino, cervezas que se mezclan con vino y mosto de uva, así como un nuevo estilo italiano, ya oficialmente reconocido en 2015, el Italian Grape Ale, que se puede traducir como Cerveza Italiana de Uva. En un país cuyo territorio está totalmente plantado de cientos de variedades de uva (compite con Portugal por el mayor número de cepas autóctonas), y que además rivaliza con Francia cada año por ser el mayor productor de vino, esta fusión era algo esperable.
Entonces, una Italian Grape Ale, que pertenece a la categoría de Cervezas Frutales, mostrará cualidades gustativas diversas, comenzando por los aromas de las variedades de uva utilizadas, ya sea blancas o tintas; las notas a lúpulo son escasas, así como las de malta. Su color va desde amarillo oro –para las uvas blancas– hasta marrón, incluyendo a los tonos rojizos que aportan las variedades tintas de vino. Los aromas generados por el roble de la barrica son generalmente sutiles, incluyendo notas terrosas, de piel de animal y madera húmeda.
Otro estilo fusión es la Birra all’uva, para la que se usa mosto de uva (es decir, el jugo de uva destinado a hacer vino), vino, o ambos; el resultado es una cerveza con un contenido de alcohol levemente superior al promedio, entre 6.5 y 8%; la mayoría de las veces se terminan de afinar en barricas de vino.
Una aclaración pertinente es que el estilo Barleywine, que se puede traducir como “Vino de Cebada”, carece de componentes derivados de la uva, siendo su más cercana similitud con el vino su porcentaje de alcohol: de 10 a 12%, que aporta una sensación calórica y un tanto dulzona en boca, superior a la mayoría de las cervezas.
Otro gran estilo es la Birra Affinata in legno, cerveza afinada en madera, cuya característica es el uso de barricas que contuvieron vino italiano, incluyendo Denominaciones de Origen de gran renombre como Piamonte o Valpolicella, e incluso algunos de los llamados supertoscanos, como Antinori y Sassicaia. Estas preparaciones son trabajadas con maestría, con el fin de que la cerveza brille con las notas del vino y la barrica que lo contuvo, la cual aporta aromas a madera y tierra húmeda, café, chocolate oscuro y fruta negra pasificada.
Existen dos ejemplos de Barleywines que merece mucho la pena destacar, ya que son de la más alta gama disponible en México, y están recién llegados: Baladin Lune, elaborada con espelta, una variedad muy antigua de trigo, así como cebada, y madurada en barricas de vino blanco de casas tan prestigiadas como Antinori, una familia de la nobleza italiana que ha venido elaborando vino desde hace más de 100 años, y que cuenta historias legendarias, como en la que Dante Alighieri se inspiró en sus terruños boscosos, cuando vacacionaba en sus casas de campo, para escribir su Divina Comedia. Además, participan en este innovador proyecto Di Majo, Fazi Battaglia, La Scolca, Livio Felluga y Monte Rossa.
El resultado es un néctar con muy baja carbonatación, por lo que se puede decir que sabe muy poco a cerveza, y ofrece aromas a frutas secas como dátiles, castañas y pasas, así como de chocolate oscuro. En boca, su cuerpo es muy terso y a la vez complejo, confirmando los toques de chocolate, con capas de suaves taninos aportados por las barricas, acidez moderada y notas levemente dulzonas. Definitivamente invita a seguirla bebiendo.
El otro ejemplo de Barleywine madurado en barricas de vino tinto es Baladin Terre, en el que colaboraron bodegas como la muy renombrada Sassicaia (un super-toscano), además de Donnafugata, Fontanafredda, Marchesi Di Barolo y Ceci, entre otras; al igual que su hermana Lune, casi no tiene gas carbónico; sus notas aromáticas consisten en frutos rojos y negros maduros como la ciruela pasa, además de vainilla, caramelo quemado, miel, madera y nuez de la India y evidentemente, ¡vino tinto!
En boca se muestra muy compleja, con toques vinosos, así como levemente dulzones y amaderados, sabores a malta tostada, chocolate oscuro y muy amplio volumen. La acidez está integrada de manera muy armoniosa, y contribuye al equilibrio de un conjunto, en resumen… ¡delicioso! Un lujo que merece la pena vivir al menos una vez en la vida.
