Viajar y comer, dos de las actividades que el ser humano se ha encargado de llevar a lo más alto. Los aviones han sido durante el último siglo, uno de los recursos más importantes y emblemáticos para viajar, por otra parte, la comida se ha vuelto más que una necesidad y se ha llevado a otros niveles que tal vez antes no hubiera imaginado el hombre, al igual que esas aves de metal que ahora para nosotros es común ver volar sobre nuestras cabezas.
Al viajar en avión, muchas veces ya sabemos qué esperar: llegar unas horas antes al aeropuerto, pasar las rutinas aburridas de seguridad, esperas en la sala de abordaje que parecen eternas y finalmente ¡la comida de avión!
De 100 personas que conozco que viajan en avión, a una le gusta la comida que dan en los vuelos, y sí, en ese 1% estoy yo. Tal vez no es tanto la comida, tal vez es la experiencia completa de imaginar todo lo que se ha hecho para que esos alimentos lleguen a mi mesita plegable de 40x30cm, o tal vez tenga que ver con un entretenimiento abordo que dura unos minutos y te distrae un rato. No sé, pero seguro las personas que han pensado y planeado ese momento, deben estar felices al saber que alguien lo disfruta. ¡Tuvieron que pensar desde cómo acomodar la comida en el avión hasta tener que poner cubiertos de plástico!
Alguna vez en un programa de televisión que habla acerca de todo el trabajo que implica un vuelo en avión, desde el equipaje, hasta el trabajo de los sobrecargos, un capítulo habló específicamente de la comida de avión. Aquí mencionaban que actualmente, la mayoría de las aerolíneas cuentan con expertos que diseñan los menús, pues al vernos afectados por la altura, la presión y el cansancio, nuestro cuerpo no es capaz de procesar cualquier alimento, tal vez por esto, muchas veces la comida parece que es puro pan, que es desabrida y con sabores aburridos, pero seguramente es por el bien de nuestro organismo mientras vuela a tantos pies de altura.
También existen aerolíneas que tienen a su propio sommelier para escoger los vinos de cada vuelo o qué tal las aerolíneas que ahora presumen de tener menús diseñados por grandes chefs, en el caso de Aeroméxico y Enrique Olvera.
Pero, ¿desde cuándo se empezó a servir comida en los aviones? Fue hasta después de la II Guerra Mundial que pagar un boleto de avión se volvió algo un poco más cotidiano. En un principio, el servicio de comida era pagado por los pasajeros antes de subir al avión; chistoso, pero estamos regresando a los inicios.
Además, ahora con todas las costumbres y restricciones alimenticias, también existe la opción de solicitar un menú especial.
Como ves, estos son algunos de los tantos aspectos que esconden esos desechables con comida que comparten vuelo con nosotros. Así que la próxima vez que te subas a un avión y te toque experimentar “la comida de avión”, piensa en todo lo que pasa y más que disfrutar el sabor de la comida, disfruta todo el trabajo que hubo detrás de él y piensa que tampoco será la peor comida que hayas probado en tu vida.
¡Provecho y buen viaje!
