Destilados Carlos Bracho
Destilados Carlos Bracho

Chére Karla:

Qué maravilloso es el mundo de la gastronomía. De verdad. Y si en ese mundo participamos, de una manera u otra, eso nos hace vivir todas las grandes cosas que allí suceden, nos hace partícipes de todo los saberes y conocimientos que encierra. Y además, tú lo sabes bien, es un mundo de nunca acabar (por fortuna). Sí, las cocineras, los chefs, de todos los países, a diario nos asombran con las aportaciones que hacen; sus fórmulas y recetas que iluminan y nos llenan de satisfacción a todos los que las degustamos.

Y si de platillos y banquetes se trata, si yo, por ejemplo, estoy preparando una reunión familiar o de amigos o de negocios, debo pensar en la bebida que será la adecuada –maridaje– para acompañar los comestibles o para iniciar la fiesta.

Y para eso es interesante señalar que en este otro mundo –el de las bebidas- también hay algunas cosas importantes que señalar, por ejemplo: existen los DESTILADOS y, digamos, los vinos: (los tintos, los blancos, etc).

Por ejemplo, citaré algunos Destilados: el Brandy, el Cognac, el Vodka, el Whisky, el Tequila, el Mezcal, el Ron, la Ginebra, por decirte los más conocidos, y en esta lista de los destilados entrarán los LICORES, de los cuales hay, para fortuna de los diletantes, una gran variedad de marcas, colores y sabores que llenarán los gustos más exigentes.

Y Karla, aquí, someramente, trataré de explicar qué es la destilación, bueno, sus principios: se basa en las diferencias que se producen cuando se fusiona el agua (100º C) y el alcohol (78.3º C). Bien, el recipiente en donde está el alcohol se calienta a una temperatura que supere los 80º C (sin llegar a los 100º C), entonces el alcohol se va a evaporar, y luego se mezclará con el líquido original, mismo que nos dará una mayor fuerza alcohólica. El agua será otro componente. A esto, los fabricantes procurarán darle un sabor que sea gustoso, rico en algunos casos, y luego, en dicha elaboración, le pondrán algún color que sea sugerente y estimulante que los distinguirá de todos los demás. Con ese proceso resultarán las bebidas que arriba hemos citado. Muchas de éstas sirven para empezar el rito de la comida, o sea, se sirven como aperitivos y que dispondrán perfecta y adecuadamente nuestro paladar para recibir los platos preparados para el comelitón.

Ahora que también el whisky sirve para tomarlo a la hora del amigo (a partir de las 12 a. m.) y al estarlo bebiendo, componer al mundo y arreglar las diferencias sociales y criticar al equipo de Rugby que perdió su último partido. El cognac, creo yo, que es recomendable tomarlo al final de una cena, su aroma, su sabor, nos hacen ver que el mundo se puede enderezar, que tiene arreglo. Karla, yo siempre tengo en el refrigerador una botella de vodka, me gusta tomarlo en un vaso que esté dentro de un cubo con hielos, y procuro tener en la mesa, aparte de la música de Beethoven, unas pequeñas rebanadas de pepinos y salmón ahumado. Sí, mi abuela decía que: “En gustos se rompen géneros”. Y, tú lo sabes, chére Karla, una manera de saber vivir, es la de salirse de vez en cuando de algunas reglas y experimentar y averiguar y adentrarse en nuevos caminos que nos lleven a horizontes soñados.

Bien, chére Karla, ojalá y este breve comentario sobre los Destilados, sirva a nuestros ávidos lectores, a los que les deseamos que estén con salud y que no hayan sido afectados por los tremendos y dolorosos sismos que nos acaban de azotar. Un abrazo solidario a todos los que hayan sufrido pérdidas insuperables.

Vale.

Carlos Bracho

 

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