
¿Ustedes qué piensan con la palabra garabatos? Los que ya son papás seguro tendrán en mente esas «obras de arte» que por compromiso se exhiben en alguna parte de la casa. Otros tantos en esas galletas aderezadas con chocolate y una minoría muy ñoña en un artefacto de cocina. Pero nosotros pensamos en comidas familiares, memorias especiales y el sabor casero de Garabatos.
Con más de cuatro décadas de historia que respaldan este restaurante, llegó el momento de renovar la imagen. Es así como la sucursal de Presidente Masaryk cambió para ofrecer una cara fresca y moderna de un restaurante con tradición.


El sazón de siempre en platos nuevos
Pero pintar paredes, retocas detalles y cambiar el letrero luminoso no era suficiente, también se modificó la carta. Aunque claramente se mantuvo el sazón casero de toda la vida y que tantos recordamos con cariño y hasta con cierta nostalgia.
Una gran ventaja de ser glotón es que se pueden probar más cosas en cada evento, así que hablemos de lo que probé. Como entrada fue un choque de dos mundos, por un lado unos sopes de chicharrón prensado y por el otro unas papas curly. Dupla que aunque curiosa, sirvió para probar dos platos básicos y cumplidores de cualquier lugar.

Como la comida fue más una cena y el lugar se puede definir como una gran terraza, no podía faltar una sopa. En esta ocasión una de Tortilla, gran favorita personal y elogio a la tradición por ser espesa, llena de sabor y reconfortante.
Llegado el momento de los fuertes la variedad se hizo notar, pues la selección fue de cuatro platos que cubrieron un abanico de posibilidades. Arrancamos con unos Tacos Gobernador dignos de la receta sinaloense y acompañados con una salsa verde fue lo mejor.


Aquí amamos los tacos así que la segunda ronda fue con unos de Rib Eye. Jugosos, bien servidos y hasta gratinados, cumplieron con la premisa de que un buen taco es el que no cierra.
Pero no podíamos quedarnos solo entre tortillas, así que también desfiló una Tampiqueña por la mesa. Que como dato curioso, es un plato originario de CDMX, no de Tampico, pese a que el nombre de a entender otra cosa. Y de ella les puedo decir que el tamaño impone y cumple en el paladar y en calidad.


Dando cierre a la pasarela de proteína y recordando que una de las inspiraciones de la cocina mexicana viene de Asia, se incluyó el Pollo Cajún. Para los que no están familiarizados con las especias y los picantes, este es un plato de respeto y que a más de uno le robará una que otra lágrima.
¿Todavía hubo postre?
Cualquier otra persona se la habría pensado antes de pedir postre, pero yo sé que muchos de ustedes lo esperan. Así que con suficiente magia hice espacio para un Brownie con helado de vainilla, un clásico sencillo y carismático.

Para los que esperaban una reseña de los mil hojas o los que llevan dulce de leche, lamento defraudarlos. Pero quienes me han leído más de una vez saben que los postres y yo no somos los mejores amigos. Aunque no se desanimen, a veces con un postre «cotidiano» se puede conocer la calidad de un repostero y solo diré que mi plato regresó impecable a la cocina.
Satisfecho y hasta reventar ya tenía los primeros esbozos para estas líneas cuando salí de Garabatos y tenía una idea muy clara. Renovarse no es malo cuando se conserva lo que te hizo especial, así que déjenme decirles que aunque sea una nueva imagen, son los mismos Garabatos.
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