Chère Karla:
Grandes celebraciones estarán presentes en este mes de febrero. Se empezó la fiesta con La Candelaria, en donde los tamales salieron a relucir y los atoles, de trigo, de maíz, de arroz, y los champurrados fueron fieles acompañantes de estas delicias tan mexicanas, y que en las mesas, de seguro, había de dulce, de chile y de manteca, o sea, para todos los gustos.
Y luego está el día en que se celebra la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Aquí habrá lugar para unirse con calor y ganas a esta efeméride y para hacer la debida celebración a este día grande, sentarse a la mesa y deleitarse con una sopa de flor de calabaza: flores de calabaza, guajes, ajo, epazote, caldo de res, cebolla, aceite de maíz; las tortillas calientitas, estarán prestas a ayudar en el comelitón; enseguida, de plato fuerte, no deben faltar unas albóndigas al chipotle: carne, jitomate, cebolla, ajo, huevo, arroz, chile chipotle, pimienta, sal, clavo. Presente debe estar la jarra de agua de chía: semillas de chía -para los aztecas eran sumamente valiosas-, agua, limón, azúcar, esta refrescante bebida deleitará a todos los comensales con su inigualable sabor. Y de postre un arroz con leche: arroz, agua, azúcar, leche, canela, ralladura de limón, uva pasa, sal, vainilla.
Y ¿quién de todas nuestras lectoras no recibe abrazos y besos y felicitaciones de sus familias, de sus novios, de sus esposos, de sus amigos?: todas, por fortuna. Y claro, también los hombres recibimos muestras de amor y amistad en este día. Aprovechemos pues, dado que esta es una gran oportunidad para sentarse a cenar con la familia y que la mesa del banquete tenga de primer plato una crema de zanahoria: zanahoria, cilantro, leche evaporada, mantequilla, cebolla, agua, sal, pimienta y además, para no perder el ritmo, y para que no “caiga” de peso esta cena, que tal unas calabacitas rellenas de queso: calabacitas, queso fresco, puré de jitomate, laurel, sal), y de postre un sencillo y rico ate de membrillo: membrillos, agua, azúcar. Y si piden café, pues por fortuna siempre hay el descafeinado o el café normal, acerca de esto mi puntillosa abuela decía: “En gustos se rompen géneros”.
Y cada 24 de febrero se celebra del Día de la Bandera, que es el símbolo de la libertad, justicia y nacionalidad de los mexicanos. Esos valores nos unen y nos mantienen pensando en ese México grande. Y para sentirnos todavía más mexicanos que las tunas, preparemos lo siguiente: para “hacer hambre” o como dice mi nombrada abuela, “para abrir el apetito”, unas copitas de mezcal Embajador, y ya que hayamos hecho el brindis respectivo, ahora viene lo bueno, sopa azteca: jitomates, aceite, ajo, chile pasilla, consumé de pollo, epazote, sal, cebolla. Caerá de perlas y más si es una noche de frío; y para coronar este principio, ¿qué tal unos chilaquiles verdes? ¿Sí?, va: tortillas secas, cortadas en triángulo, o como sea la voluntad y práctica del chef de la casa o la cocinera en turno; tomates -claro, son verdes, lo jitomates son los rojos-, chiles serranos, aceite, ajo, cebolla, cilantro, queso fresco desmoronado, crema agria y en el centro de la mesa una buena jarra de agua de tamarindo: agua, tamarindos, azúcar; y de postre, para seguir con nuestra cocina tradicional, cocadas caseras: coco seco rallado, claras de huevo, azúcar; para hacer la digestión -como muchos compadres dicen- otra copita de mezcal joven, Embajador. Y si alguno de la familia pide un café, pues el café de olla es buen fin de fiesta, para ello también, acompañando a la olla, estarán unos jarritos de barro: una olla de barro, agua, café molido, piloncillo, canela. ¿Qué te parecen estas sugerencias, chère Karla? Pues a mí, se me “hizo agua la boca” al estar escribiéndolas. Espero que a nuestras insumisas lectoras le haya parecido bien y que tomen en cuenta estas recetas. Sí, a celebrar, a vivir la vida, a hacer de cada día un día de fiesta. Vale.
Carlos Bracho