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kombucha valle sana

En los últimos años, una bebida burbujeante y un tanto misteriosa ha empezado a aparecer en cafeterías, restaurantes y hasta mercados orgánicos: la kombucha. Su sabor ácido y refrescante la convierte en una alternativa inesperada a los refrescos, mientras que su historia milenaria y su proceso de fermentación artesanal la rodean de un halo casi mágico. Más allá de la moda, la kombucha refleja una tendencia global hacia lo natural, lo consciente y lo que despierta curiosidad en el paladar.

Una burbuja con historia

Aunque la kombucha en México apenas está comenzando a tomar vuelo, su origen se remonta a la antigüedad, cuando los chinos descubrieron que, si endulzaban el té y lo dejaban reposar, éste se fermentaba y, lejos de desperdiciarse, se transformaba en una bebida diferente y refrescante.

Resulta que, para preparar kombucha, se parte de una infusión con azúcar y hoja de té que se fermenta en un espacio controlado para obtener una colonia de levaduras y bacterias conocida como SCOBY, que, en pocas palabras, crea un sistema interno para lograr un balance entre acidez y dulzor.


Foto por Anna Pou en Pexels

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Este perfil característico, enriquecido por las finas burbujas producidas por las levaduras, hace de la kombucha una bebida deliciosa, refrescante y saludable.

Una bebida en tendencia

Actualmente, hablar de kombucha se ha vuelto moda, no solo porque resulta una alternativa natural a los refrescos (que sabemos que de buenos no tienen nada), sino porque se ha comprobado que las bacterias responsables de su elaboración también pueden contribuir a fortalecer la flora intestinal, mejorando en muchos aspectos la salud digestiva, por decir lo menos.

Además, su proceso de elaboración artesanal y su carácter natural la vuelven un producto atractivo e interesante para muchos de nosotros.

Foto de Tim-Oliver Metz en Unsplash

Beneficios líquidos

La kombucha destaca por mucho más que su bajo contenido de azúcar —en comparación con otros refrescos—. Para empezar, al ser un subproducto del té, conserva todos los antioxidantes de este.

Pero eso no es todo: al ser una bebida fermentada, contiene microorganismos vivos que pueden contribuir al equilibrio de la microbiota intestinal, lo que favorece la digestión y puede reducir molestias como inflamación o diarreas ocasionales.

Asimismo, una buena parte de las defensas del cuerpo se encuentran en el intestino; beber kombucha puede ayudar a estimular ciertas respuestas inmunológicas.

De la barra a la mesa

Otra de las virtudes de esta bebida es su versatilidad al momento de maridar, pues su complejidad la hace excelente para acompañar algunos alimentos, desde pizzas hasta ramen. Además, puede utilizarse en coctelería, ya sea para quienes no consumen alcohol —como al usarla en lugar de vino espumoso en una mimosa— o como un ingrediente para darle un twist a tu bebida favorita —por ejemplo, usándola en lugar de prosecco en un spritz—.

La ventaja de la kombucha es que es, al mismo tiempo, dulce y ácida, lo que la hace destacar sobre la mesa.

Valle Sana: sabor con sello local

Aunque el proceso de hacer kombucha no es tan complicado, producirla a nivel comercial sí tiene sus dificultades. Para empezar, la fermentación de té es un proceso artesanal; además, se trata de un fermento vivo, así que en realidad la fermentación no se detiene. Por ello, la cadena de frío es muy importante para lograr que no se fermente demasiado antes de llegar a los anaqueles.

Foto por Rodrigo Contreras

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Es por eso que, a pesar de ser cada vez más popular, no es tan fácil encontrarla en el mercado. Aun así, existen algunos productores que han buscado formas de hacer que la kombucha pueda llegar a nuestra mesa, como Valle Sana, una empresa mexicana con base en Valle de Bravo que no solo produce una de las mejores kombuchas que he probado, sino que ha logrado encontrar el equilibrio entre lo artesanal y lo comercial a través de una iniciativa llamada “Club de la Kombucha”.

La idea es sencilla: pides tu kombucha a domicilio y recibes beneficios, desde descuentos en tu primera compra hasta reembolsos por cada botella que regreses en la siguiente entrega.

Este esquema tiene dos objetivos: el primero es llevar el producto a su destino sin el riesgo de romper la cadena de frío, para que las botellas lleguen en la mejor calidad posible; el segundo, reducir emisiones de carbono y producción de basura.

Otra razón por la que vale la pena elegir Valle Sana es su variedad de sabores: además del natural, cuentan con uno de jengibre, otro de limón y otro de curcu-menta; cada uno con su propio perfil refrescante y delicioso. Encuéntralos en Instagram y en su página web y únete al club, porque consumir responsable es por ti y para todos.

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