Uvas clásicas: Cabernet Sauvignon, fuerza, memoria y elegancia

Julieta Cruz
Julieta Cruz
Gastrónoma y doctorante en Comunicación con especialización en vinos por la EMS. Investigadora en periodismo enológico y gastronómico en Ciudad de México, basada en teoría bourdiana, con fundamentos en Sociología y estudios de periodismo. Disfruta entrevistar y difundir la valiosa labor de quienes hacen posible nuestra gastronomía, única y viva en cada ingrediente, sabor y experiencia a la mesa.

No todas las uvas cuentan con una historia tan fascinante como la Cabernet Sauvignon. Es una viajera incansable, una uva que lo mismo florece en los viñedos cálidos de México que en las riberas pedregosas del Médoc. Sus aromas —grosellas negras, virutas de lápiz, pimiento asado— han llenado copas y conversaciones durante siglos. Y aunque su porte es clásico, su carácter es todo menos uniforme. Porque la Cabernet, con su piel gruesa y corazón oscuro, es muchas cosas a la vez: una hija de linaje noble, una campeona global y una cronista silenciosa del suelo donde echa raíz.

No es casual que sea una de las primeras uvas de las que hablamos en esta serie de uvas clásicas. Según datos de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV, 2023), la Cabernet Sauvignon es hoy la uva tinta más plantada del mundo, y representa el 5% del área mundial de viñedo además de estar presente en más de 40 países. Su presencia en más de 45 países atestigua no solo su capacidad de adaptación a múltiples terroirs, sino también su imponente atractivo comercial. Pocas uvas han conquistado tantas regiones vinícolas con tanta fuerza y personalidad.

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Con esta nota continuamos la serie de uvas clásicas del mundo. No se trata solo de vinos: se trata de entender lo que hay detrás de cada trago. De dónde vienen, cómo hablan del lugar que las vio crecer y por qué, a pesar de los años, siguen seduciendo a quienes buscan en el vino algo más que una bebida.

Un origen modesto, una gloria global

Aunque hoy es sinónimo de poder y elegancia, la historia de la Cabernet Sauvignon comienza de forma discreta. Su nacimiento se remonta al siglo XVII, cuando un cruce natural entre la Cabernet Franc y la Sauvignon Blanc —dos uvas cultivadas en Burdeos— dio origen a esta nueva variedad. Su nombre lo dice todo: una mezcla de lo vegetal, lo vigoroso, lo aristocrático.

Pero hay quienes creen que su linaje es aún más antiguo. Algunos ampelógrafos sugieren que desciende de una vid romana que Plinio el Viejo llamó Bitúrica, en honor a los biturigos, la tribu celta que habitó lo que hoy conocemos como la región de Burdeos. Con los siglos, la Cabernet se hizo conocida como petite vidure, y en ocasiones se la confundía con la Carménère —otra cepa bordelesa— por su parecido visual. Ese lazo con lo ancestral persiste: está presente en su austeridad juvenil, en su preferencia por los suelos pobres y en su lenta maduración.

Durante el siglo XVIII, la nobleza de Burdeos vio en la Cabernet una aliada perfecta. No era la uva más fácil de cultivar, pero su resistencia, longevidad y capacidad de envejecer bien la convirtieron en favorita. Fue Héctor de Brane, entonces propietario del ahora legendario Château Mouton Rothschild, quien la posicionó en la élite vitivinícola hacia 1830.

Desde entonces, la Cabernet Sauvignon emprendió un viaje sin retorno. Hoy, es una de las uvas más plantadas del planeta, presente en regiones como California, Australia, Chile, Argentina, Sudáfrica y, por supuesto, México. Su capacidad de adaptación le ha ganado otro título: “la gran embajadora del vino tinto”.

¿Cómo reconocerla en copa y en viñedo?

Identificar una Cabernet Sauvignon en copa no es tarea difícil para los amantes del vino. Sus aromas son como una firma: grosella negra (cassis), cereza oscura, ciruela, pimiento verde y, con el tiempo, notas de tabaco, cuero y caja de puros. En barrica desarrolla notas a roble tostado, clavo, vainilla, cedro, eucalipto, incluso un matiz mentolado que recuerda al romero o al regaliz.

Visualmente, sus racimos son compactos, con uvas de piel gruesa, azul oscuro casi negra, esféricas y jugosas. Sus hojas pequeñas a medianas presentan lóbulos bien marcados y un característico tono bronceado en las venas. Su maduración es tardía, lo que la hace vulnerable a enfermedades como el mildiu, oidio o podredumbre si las lluvias se anticipan al final del ciclo.

Megan Mallen, CC BY 2.0 https://creativecommons.org/licenses/by/2.0, via Wikimedia Commons

Le encantan los suelos de grava, especialmente en zonas como el Médoc francés, porque drenan bien, se calientan rápido en primavera y almacenan calor durante las noches frías. Aunque es capaz de adaptarse a múltiples climas, sus mejores expresiones suelen emerger en zonas cálidas con buena amplitud térmica —como el Valle de Napa, el Valle del Maipo o Baja California— donde el calor diurno madura bien la fruta y las noches frescas conservan su acidez.

De Pauillac a Querétaro: una uva sin fronteras

Pocas uvas tienen tanta capacidad de transformación como la Cabernet Sauvignon. Es lo que algunos llaman una variedad “internacional”, pero sin perder identidad. En Burdeos, particularmente en Pauillac y Margaux, ofrece vinos sobrios, longevos, con una columna vertebral de taninos elegantes. En Napa, se vuelve opulenta, exuberante, casi voluptuosa, con fruta madura y potencia alcohólica. En Chile, muestra un perfil más herbáceo y austero, mientras que en Australia puede sorprender con notas especiadas y de mentol.

En México, su presencia es notable. En Baja California —sobre todo en el Valle de Guadalupe— produce vinos que combinan fruta negra con notas terrosas y taninos firmes. También ha encontrado buenos resultados en Aguascalientes, Guanajuato y Querétaro, siempre que se controle el riego y se coseche en el momento preciso.

Y si bien la Cabernet Sauvignon suele usarse como varietal, muchas de sus grandes obras maestras se presentan en ensamble. En Burdeos, es habitual mezclarla con Merlot, Cabernet Franc o Petit Verdot para equilibrar estructura, acidez y complejidad. Ese modelo ha sido replicado con éxito en todo el mundo.

Una uva con mil nombres y algunas excentricidades

Brian Sterling, CC BY-SA 2.0 https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0, via Wikimedia Commons

A lo largo del tiempo y el mapa, la Cabernet Sauvignon ha adoptado distintos alias: bordo, burdeos tinto, petite vidure, lafit, bidure, entre otros. Nombres locales que delatan su adaptabilidad y su capacidad de fundirse en nuevas culturas sin perder su esencia.

Algunas anécdotas colorean su historia: se dice que muchas de las plantas más antiguas del cono sur llegaron por accidente con inmigrantes europeos y sobrevivieron sin ser identificadas durante generaciones. En Argentina existe incluso un clon único, proveniente de la cepa francesa de Meursault, con características propias.

Y en California, aunque fue introducida desde 1882, su fama no explotó sino hasta después del célebre Juicio de París en 1976, cuando un Cabernet de Napa venció a varios tintos bordeleses en una cata a ciegas.

Vinos célebres que la han hecho inmortal

La lista de etiquetas legendarias con base de Cabernet Sauvignon es larga y gloriosa. En Burdeos, nombres como Château Lafite Rothschild, Latour, Mouton Rothschild o Château Margaux han cimentado su reputación durante siglos. En California, Screaming Eagle, Opus One y Caymus son referencias obligadas para entender su perfil más exuberante.

En Chile, Don Melchor y Seña han demostrado el potencial del terruño andino, mientras que en México destacan casas como Casa Madero, Santo Tomás o Monte Xanic, cuyos cabernets han ganado medallas y paladares.

Versátil, noble y compleja. La Cabernet Sauvignon ha demostrado ser más que una uva: es una intérprete del terroir, una musa de enólogos, una voz tintorera que se adapta y deja huella. Puede parecer austera en juventud, pero con el tiempo florece, seduce y permanece.

Quizá por eso, a pesar de los siglos y las modas, sigue ocupando un lugar en el corazón de quienes buscan en el vino carácter, elegancia y una historia que valga la pena beber. Cabernet, siempre Cabernet.

Bibliografía:

  • Dominé, A. (2008). El vino. Degustis.
  • Escuela Mexicana de Sommeliers. (s. f.). Anotaciones personales [Seminarios impartidos por Ricardo Espíndola].
  • Johnson, H., & Robinson, J. (2009). Vino. Atlas mundial. Editorial Blume.
  • Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV). (s. f.). La distribución de las variedades de vid a nivel mundial. Recuperado de http://www.oiv.int/es/actualidad-de-la-oiv/la-distribucion-de-las-variedades-de-vid-a-nivel-mundial-nuevo-estudio-de-oiv-disponible
  • Puckette, M., & Hammack, J. (2018). Wine Folly: Magnum Edition: The Master Guide. Avery.
  • Robinson, J., Harding, J., & Vouillamoz, J. (2012). Wine grapes: A complete guide to 1,368 vine varieties, including their origins and flavours. HarperCollins.

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