Por Marissa Vega

Es algo obvio decir que la comida es parte de nuestro día a día, qué comemos, cómo y con quién define quienes somos. Muchos dicen que los hábitos nos forman como personas, pero no se refiere a buenos o malos, solo que esta pequeña parte de nuestro día al que le dedicamos un poco de nuestro tiempo tiene un poco más de trasfondo de lo que uno pensaría

La comida es parte de nuestra historia, hay platillos que nos llevan a recorrer por un túnel de recuerdos nostálgicos, que evocamos con amor y asociamos a algún momento de nuestra vida, a esto se le puede llamar memoria culinaria. Esta nos regala la oportunidad de asociar algún vago recuerdo a algo tangible. Ya sea el sonido de los platos en la cocina, el olor, la gente con la que estabas o la sensación palpable (aunque nunca será como la recordamos), ahí estará ese sentimiento incrustado.

Algo interesante, es que cada una de las personas que experimenta una vivencia así tendrá su propia perspectiva, sin importar que sean de la misma familia o del mismo grupo de amigos, hay detalles que se van obteniendo dependiendo de lo que observamos, de lo que nos recomiendan o se nos hace más práctico.

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Por ejemplo, comer con las manos para muchos demuestra suciedad y desorden pero para otros la sensación de sentir la comida en las manos, de partirla o servirla, es sinónimo de tener una aproximación a ese alimento. Cada casa tiene sus elementos que los diferencian, como comer tortillas, en familia, los acompañamientos, los cubiertos y platos

Como mexicanos compartimos varios platillos, pero cada preparación e ingredientes cambian, ya sea que se agreguen o se quiten por las preferencias de los integrantes o bien, por ocurrencias para deshacerse de elementos que sobran en el refrigerador.

Hoy exploramos algunos ejemplos de platillos tradicionales que se elaboran en las casas mexicanas pero pasan desapercibidos por muchos; son comidas tradicionales que sacan a la gente de apuros, pero que cargan un gran significado sentimental.

Picadillo 

Una preparación clave de todas las familias, no tiene una preparación elaborada o se le dedica mucho tiempo, al contrario, aparece tanto en nuestras mesas por su sencillez. En mi casa se preparaba con cebolla, ajo, jitomate y ensalada campesina enlatada, y cuando mi mamá se sentía un poco más atrevida agregaba hojas de laurel. Pero hay otras familias que si usan verdura fresca, le añaden concentrado de tomate, tomillo, chile, crema, carne de cerdo, tocino, etc. No podía faltar acompañarlo con tostadas, arroz o tortillas. En mi familia hacemos pasta para crear nuestra versión a la mexicana que busca asemejar una “pasta a la boloñesa”.

Chilaquiles

Otro emblemático platillo mexicano con sus variaciones en salsa, es bastante sencillo de elaborar, aunque cada familia tiene su propias cantidades entre tomate, chile y cebolla que se combinan para el gusto de todos. También se prepara con ajo, cilantro o hasta epazote y algunos tateman los tomates, otros los hierven; en lugar de prepararlo con caldo de pollo, le añaden agua y los cubos del concentrado. Y si hablamos de los toppings, eso ya es otra historia, eso es lo que hace a los chilaquiles tan personales: como escoger la marca de la crema, el tipo de queso, variación de frijoles, cebolla, proteína (pollo, carne, huevo, chorizo,etc). En mi hogar yo los preparo con tostadas horneadas y con la receta de Martha Debayle porque mi mamá me lo sugirió y hasta la fecha es la que sigo haciendo.

Aguas frescas

No puede faltar el refrescante acompañamiento de cada comida, en casa mi más vívido recuerdo es que llegué de la primaria y estaba mi papá y hermana sentados en la mesa, mi mamá estaba terminando de preparar agua de avena en una jarra con tapa morada. Desde entonces, cada vez que veo agua de avena me regresa el recuerdo pero ninguna se acerca a esa. Otras familias tienen alguna receta que preparan porque no hay falla: de limón, fruta de temporada como melón, sandía, tuna o fresas y, hay otros que optan por los concentrados del supermercado como tamarindo, horchata y jamaica. Sin importar el sabor, cualquiera de estas bebidas que abundan en azúcar, refrescan la memoria. Lo mejor es que aún si no estamos en casa, podemos disfrutarlas yendo a nuestra Michoacana más cercana.

Pasta

Las variaciones mexicanas de este platillo mandarían a cualquier italiano al hospital y es que cada casa tiene su receta, muchas con su harta crema y otro elemento, ya sea de chipotle, camarón, jamón, champiñones, brócoli, pollo, elote, cilantro, etc. No hay variación que no exista, muchos las preparan para ocasiones especiales como Navidad o reuniones y otros en su día a día. En mi casa la pasta con salsa de queso crema y jitomate era emblemática para las celebraciones, o la pasta de chile poblano que mi tía preparaba era icónica. En los últimos años mi mamá preparaba una pasta de crema con champiñones y cuando mi hermana la trató de recrear, no tuvo éxito.

Flautas

Otras imperdibles que se preparan en cada casa, aunque un poco más tediosas y tardadas, pero absolutamente deliciosas. Las flautas varían de rellenos: de papa, pollo, carne, tinga, atún o setas, igual que a los chilaquiles lo que se le pone encima varía, pero creo que es certero que crema, queso y lechuga, son de ley. Yo tenía un amigo a quien su mamá preparaba las flautas con salsa verde y le mezclaba la crema, no he podido encontrar unas así de deliciosas hasta la fecha.

Ya sea si nuestras mamás lo preparaban, alguna persona que ayudaba en la casa o incluso nosotros mismos, cada receta es especial e incluso copiarla parece una tarea imposible de lograr. La sazón, marca de ingredientes y hasta los utensilios son lo que  hacen a estos platillos únicos. Tal vez la alusión de estos manjares a ciertos recuerdos, solo son para eso, para poder asociarlos al momento, y en ocasiones no podemos replicarlos porque les quitaría lo que los hace tan especiales. 

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Aún si ya nos separamos de nuestras familias siempre recordaremos cómo estos platillos se preparaban de cierta forma; ahora al replicarlos tenemos la total libertad de prepararla como queramos, pero siempre regresando a los orígenes, a esa sazón familiar. Cuéntanos qué platillos te recuerdan a algún momento de tu vida o la variación que tu familia le da a algún plato que te mencionamos.

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