Entrar al lugar es una experiencia que te libera de la clásica sensación de entrar a un restaurante apretujado. Se trata de un salón de techos altos y una decoración que simula la cabina de un barco: pisos venecianos a rayas, decoraciones de nogal y acero pulido, así como un bellísimo candelabro de murano. Todas las mesas son redondas lo que te da una sensación de un lugar en armonía, pero sobre todo espacioso. Solo dos Ciprianis en el mundo cuentan con terraza: Miami y Ciudad de México.
Su servicio es muy atento. Analizo mucho este aspecto ya que he trabajado en esa área y me gusta pensar que cuando durante una comida no piensas o detectas que te falta algo, es porque el equipo de servicio hizo su trabajo como se debía. Luego de un rato supe que la atención es uno de los principios que dieron origen a este sitio.
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La historia
Cipriani es un restaurante de tradición familiar italiana. Por allá del año 1931 Giuseppe Cipriani abrió las puertas de Harry’s bar, un local dedicado al servicio de bebidas en Venecia. Poco a poco se fue integrando comida a su concepto, aspecto que gustó mucho entre sus comensales. Giuseppe siempre pensó que se debía tratar a los comensales como a él mismo le gustaba que lo atendieran. Ha sido tal la fama de la hospitalidad de este lugar, que han abierto sucursales en las principales ciudades del mundo.
Con el objetivo de mantener altos estándares de calidad en sus filiales, en cada una de éstas se encuentra un familiar descendiente de Giuseppe; éste se encarga del buen funcionamiento del sitio, estando siempre atento a que todos los detalles se apeguen a la filosofía del lugar. Hoy, ya son una cuarta generación que lleva a cabo esta función. Al mando de la cocina me cuentan que también hay un chef italiano que se encarga de que todo marche adecuadamente apegándose al concepto que buscan mantener.
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¿Qué sugiero?
Un clásico cóctel que quizá ya conozcas de otros sitios es el Bellini, éste es originario de Cipriani –bueno de Harry’s bar o lo que fue el primer Cipriani–: zumo de melocotón y prosecco se fusionan en un cóctel muy refrescante, perfecto como aperitivo. Cuenta con una carta de vinos sucinta pero que abarca una gama amplia para todos los presupuestos.
Ofrecen un menú de tres tiempos que cambia a diario según la disponibilidad de ingredientes, muchos de ellos de importación. Una entrada ligera que además es apuesta segura por la frescura y la explosión de sabores es la burrata a la mediterránea, ésta se compone por mozzarella fresca (o fresquísima), una mezcla de tomatitos variopintos, aceitunas Kalamata, algunas hojas de aromática albahaca y aceite de oliva. Otras opciones válidas para comenzar pueden ser los calamares fritos o quizá unos boquerones del cantábrico con aceite de oliva y limón que te invitarán a quedarte al segundo tiempo.
Una de las especialidades es el carpaccio de res con nada más que trufa negra fileteada a la mesa y un toquecito de aceite de oliva; un plato sencillo que enaltece la delicadeza de la trufa y su aroma tan característico. Por lo regular el carpaccio lo sirven con un poco de aderezo, pero en esta ocasión me tocó probarlo en su versión del listado de los especiales con trufa. Según me cuentan, este platillo fue creado en Cipriani por primera vez a petición de una clienta que tenía una dieta especial que le impedía comer carnes cocinadas, ante esto Giuseppe ideó este platillo y desde entonces, se ha servido y reproducido al por mayor.
Si te decides por las pastas, piensa de inmediato en los gnocchis. Confieso que no soy aficionada de esta pasta típica italiana a base de papa porque cuando no se realiza debidamente, adquiere una textura gomosa o elástica por sobretrabajar los almidones presentes en el tubérculo. Una vez dicho eso, le doy mi visto bueno a los de Cipriani, ¡son un obligado a probar! Suaves y ligeros al morderlos, destacando su delicado sabor en una salsa de tomate y albahaca. Otra opción de esta sección puede ser el tagliardi bianchi con ragú de ternera, un plato lleno de sabor y con potencial de convertirse en un favorito.
La mayoría de los platos fuertes lleva una guarnición. El filete de res con hongos y espinacas se sirve con una salsa rústica a base de hongos y el mismo jugo de carne. Otras opciones como el lenguado de Dover “alla Mugnaia” (o meunière) con arroz pilaf o el pulpo asado con ensalada mediterránea, seguramente no defraudarán. Para aquellos de gustos más clásicos pueden optar por alguna de sus pizzas como la de prosciutto e funghi o la de trufa negra de verano.
Lo imperdible
No te vayas sin pedir postre. Su torta clásica de merengue es de esos postres que parecen enormes, pero al final son ligeros: delgadas capas de pastel esponjoso de vainilla alternadas con crema muselina y cubiertas por merengue aromatizado al limón y flameado. Declaro que se ha convertido en mi favorito. Quizá sea un postre sencillo pero que me llevó de la mano a recordar los pasteles de cumpleaños de mi infancia: enormes castillos de merengue. Una buena opción es pedirlos al centro para compartir ya que son abundantes. No te pierdas su helado –COLOSAL– de vainilla hecho al momento, de textura suave. Se sirve a la mesa con salsa tibia de chocolate y almendras confitadas.
El plus
Salones Cipriani 
Barra de salón de eventos Cipriani
Cipriani cuenta con salones privados exclusivos y una amplia terraza, que son ideales para a realización de eventos de hasta 200 personas. Su diseño se adapta a las necesidades particulares de cada evento. La elegancia se denota en cada rincón de estos al igual que en restaurante.
¡No dejes de visitarlos!
¿Dónde?
Av. Pdte. Masaryk 311, Polanco, Polanco IV Secc, 11550 Ciudad de México, CDMX
Teléfono: 01 55 8526 1595
Horarios: L-S 13:00- 0:00 y D 13:00- 19:00
Sitio: http://cipriani.com
