Entre montañas cubiertas de pinos, ríos que murmuran entre los valles y un aire templado que huele a tierra viva, se encuentra Cotija de la Paz, el más reciente Pueblo Mágico de Michoacán. Este encantador rincón, nombrado oficialmente en junio de 2023, encarna la esencia de los pueblos michoacanos: tejados rojos, calles empedradas, ritmo pausado y una hospitalidad que invita a quedarse sin mirar el reloj.
Ubicado a menos de cuatro horas de Morelia, Cotija es un destino que conjuga naturaleza, historia y tradición gastronómica. Su entorno, cercano al lago de Chapala, lo vuelve un oasis para el ecoturismo: senderismo, ciclismo de montaña y observación de aves en un paisaje que parece detenido en el tiempo.

El corazón del pueblo late en su Centro Histórico, donde los jardines floridos y las fachadas coloniales se mezclan con el aroma de pan recién horneado. Aquí se celebran con alegría las ferias locales, como la Feria de la Tostada en septiembre o la Feria del Queso en diciembre, cuando las calles se llenan de música, risas y antojitos que resumen el sabor de Michoacán.
Presidiendo el paisaje se alza la Parroquia de Nuestra Señora del Popolo, joya arquitectónica que resguarda en su interior un silencio casi sagrado. Pero más allá de su belleza patrimonial, Cotija vibra por un tesoro que ha cruzado fronteras: su queso.

Gastronomía y tradición quesera
Con más de cuatro siglos de historia, el Queso Cotija es un emblema nacional. De corteza firme y corazón cremoso, su sabor intenso refleja el alma de su tierra. Elaborado artesanalmente durante la temporada de lluvias, cada pieza madura lentamente hasta alcanzar esa textura única que lo ha convertido en uno de los quesos más finos de México.
A la mesa, el encanto continúa con delicias como el mole de chocolate, el mezcal artesanal, el chocolate Cotija, las galletas pícaros, las cocadas o el tradicional pan aguacata. Una gastronomía que fusiona raíces indígenas con herencias europeas, resultado del mestizaje cultural que define la identidad del pueblo.

Los artesanos de Cotija también dejan huella con sus trabajos en talabartería, orfebrería y tejidos tradicionales, piezas que narran, desde sus materiales, la historia viva de la región.
Y como dato curioso, Mario Moreno “Cantinflas” —el ícono del cine mexicano— también tiene raíces cotijenses. Aunque nació en la Ciudad de México, el comediante solía decir con orgullo que su familia provenía de este rincón michoacano: “Toda mi familia por parte de mi madre es de Cotija de la Paz”, contó en una entrevista en 1967.
Cotija no es solo un destino; es un suspiro de identidad mexicana. Un lugar donde la historia se funde con el sabor, y donde cada trozo de queso —intenso, añejo y auténtico— sabe a montaña, a herencia y a alma michoacana.
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