La Ciudad de México es uno de esos lugares donde no hay tiempo que perder. La gente se mueve con prisa y los autos avanzan con pesadez. Una metrópoli donde el ruido te persigue a donde vayas y se vive de manera acelerada.

Por un lado, todo nos queda cerca, pero por otro, el tráfico hace que hasta lo más cercano se sienta a horas de distancia. Y lo mismo encuentras deliciosos aromas a pan o garnachas que hediondos olores a drenaje y contaminación.

Por suerte, existe un lugar donde parece que el tiempo se detiene. Y aunque se encuentra junto a una de las avenidas principales de la ciudad, parece un portal a un mundo más sencillo y en paz, donde la gente camina sonriente y la comida sabe mejor.

San Ángel, un lugar de cuento de hadas

Al pie de la avenida Insurgentes se encuentra la colonia de San Ángel, famosa por sus calles empedradas, sus bellas y grandes casas y, por supuesto, su oferta gastronómica.

Lo sorprendente es que, apenas pones un pie en la primera piedra de sus calles, se siente como si te transportaras a un pacífico pueblo donde el ruido y el bullicio de la ciudad no tienen permitido pasar.

Foto de Rodrigo Contreras

Así, resulta mucho más fácil disfrutar de sus múltiples espacios, como el Centro Cultural San Ángel, el Museo Casa del Risco, la Plaza del Carmen o la de San Jacinto, o alguno de los bazares de los alrededores.

Fabia, cocina de campo

Y ni qué decir de su gastronomía, pues aquí puedes encontrar emblemáticos restaurantes como Oxa, de la chef Ana Martorell; Cluny, con decenas de años de tradición; o el Mercado del Carmen, cuyo interior ofrece una buena variedad de alimentos y bebidas.

Pero hay un restaurante único que aparece como un oasis en medio de otro oasis: un pasadizo secreto a un plano todavía más alejado del bullicio de la ciudad. Se trata de Fabia, un espacio donde la chef Cuqui Martínez, de la mano del chef Abel Sánchez, ha plasmado su identidad culinaria y su conexión con la naturaleza, inspirada en el movimiento farm to table (de la granja a tu mesa).

Foto cortesía de Fabia

En su cocina, Cuqui crea maravillas con ingredientes orgánicos y de temporada. Cada uno de ellos cuenta una historia que nos transporta a sus raíces y a toda la cadena de valor, desde las manos de sus productores hasta el platillo que llega a tu mesa. Todo esto, enmarcado por un elegante pero acogedor entorno dispuesto de forma circular, donde pareciera que el tiempo no pasa.

El menú

La virtud de Fabia está en sus ingredientes, que se mezclan de manera excepcional para formar platillos espectaculares, como las coles de Bruselas con crema de cacahuate, ajonjolí negro, fermento de chiles, jengibre, soya y tocino; o el cremoso de queso feta y cabra con tapenade, higo y pan de masa madre, que resultan excelentes opciones para comenzar.

Para continuar, puedes pedir un risotto de hongos o una pasta artesanal con alcachofa y pork belly; seguido de un filete de res con puré de apionabo, jus de ternera y dátil encurtido; o la pesca arcoíris, que consiste en lubina rayada con la piel perfectamente dorada y crujiente, velouté, acelga arcoíris, puré de coliflor y hongo shiitake encurtido. Una mezcla que, aunque poco convencional, resulta deliciosa en cuanto a sabor y textura.

Foto por Rodrigo Contreras

Además, también hay postres memorables –no te pierdas el brownie tiramisú–, así como  coctelería y bebidas de la casa, de entre las que destacan  las kombuchas de sabores.

Eso sí: considera que muchos de los ingredientes son de temporada, por lo que el menú cambia con frecuencia.

Si quieres descubrir un delicioso oasis en la ciudad, donde los alimentos se preparan con amor, pasión y un profundo respeto, visita Fabia en San Ángel y conéctate con la naturaleza. Síguelo en Instagram para conocer sus dinámicas e incorporaciones al menú.

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