Por: María de los Ángeles Elizalde
Un camino largo y lleno de éxito es el que ha trazado el whisky Johnnie Walker. Sus botellas, llenas de ese líquido dorado que transmiten los años de experiencia del maestro mezclador han dejado huella en el mundo del whisky, mientras que su exterior se colorea de rojo, negro, dorado, plata o azul (Red, Black, Double Black, Gold, Platinum y Blue Label, respectivamente). Y es justamente su mayor exponente –Blue Label– quien rinde un homenaje a uno de los nietos de Johnnie Walker: Alexander Walker. Éste personaje que impulsó la marca a nivel global y realizó diversos viajes náuticos durante los años 30, fue la inspiración para crear una joya escondida dentro de la línea John Walker & Sons: Odyssey.
Odyssey es un whisky de lujo, su mezcla secreta de triple malta cambia las reglas y en palabras de Matthieu Guerpillon, embajador de la marca, es equilibrado y elegante, con una nota floral delicada, en el que de pronto el caramelo hace una especial aparición aunque el tostado del cereal no deja de ser constante en nariz; en boca, el roble europeo queda como un suave dejo amaderado. La presentación no puede quedar atrás, por lo que la estilizada botella que asemeja una flecha es el símbolo de aquellas aventuras vividas por Alexander Walker; ésta se encuentra enmarcada por la caja: una brújula que siempre volverá al norte, el continuo retorno de Walker a Escocia.
Exclusiva, elegante y con solo 200 botellas en el mercado mexicano, Odyssey, es una joya que “convence, enamora y deja su propia marca… porque no es solo un whisky, es una experiencia sensorial”, finaliza Matthieu Guerpillon.
