A unos pocos pasos de la Glorieta de Cibeles encontramos Bou, una pequeña joya especializada en desayunos y algunas comidas tempranas. En esta ocasión les voy a contar de sus opciones mañaneras y un par de gustos panosos que me atraparon.
Su oferta se puede recumir en una sola palabra, «sencilla», pero para los que conocemos de cocina, este es un término que respetamos bastante. Para los que no frecuentan los fogones les explico, las recetas de apariencia minimalista, son las que mayor perfección técnica requieren.
Eso es algo que se encuentra en cada alimento y bebida de Bou, el cuidado al detalle y el seguimiento metódico de procedimientos. Desde algo tan cotidiano como unos chilaquiles o algo tradicional como una tortilla española, cada elemento tiene un porqué bien fundamentado.
Panadería que se aprecia con el corazón
Pero no los aburro más y mejor hablemos de lo que nos importa, la comida y como aún era de mañana abramos con un poco de pan. La variedad es amplia y todo tiene su encanto visual, pero dos fueron los que más se nos antojaron.
El primero ya es un clásico del lugar, casi se puede considerar un must a probar, el Tourbillon de cacao con caramelo salado. Intenso por fuera y dulce por dentro, juega con sabores contrastantes que generan un sorpresivo equilibrio en paladar.
Por otro lado, el Danés de naranja y pistache se vuelve un espectáculo visual por el dorado perfecto de su exterior. Mientras que en boca se expresa con un abanico de texturas, lo crujiente del pan, lo crocante del pistache y lo suave de la naranja.
En cuanto a pan, las opciones son muchas, desde los más mexicanos como las conchas, hasta exóticos como el Kouing Amann. La bollería de Bou rescata sabores del mundo y los concentra en una sola charola o aparador si vas de pisa y corre.
Desayunos sin romperse la cabeza
Claro que si como nosotros tienes tiempo para desayunar en forma y con la debida tranquilidad que todo alimento merece, estas son algunas recomendaciones. Como mencioné al inicio, la sencillez es algo que destaca en su carta, así que optamos por un par de platos con huevo.
Pero primero quiero hacer un pequeño paréntesis sobre los productos que usan en Bou, pues la calidad de un platillo empieza con los ingredientes. En gran mayoría son mexicanos y si se puede de comercio local, pero el caso del huevo es especial, ya que este es del gallinero particular del chef.
Algo que no es frecuente de encontrar son los huevos revueltos tiernos, comunes en Europa y caracterizados por su cremosidad. Para complementarlos su acompañamiento es de pan de masa madre, hueva de salmón y stracciatella, un plato fresco para la temporada.
El otro que probamos es un predilecto personal y con el que me gusta conocer la habilidad técnica de quien cocina, los huevos benedictinos. Van sobre pan de masa madre con salmón, estragón y salsa holandesa preparada en casa, algo notable por la dificultad de este aderezo.
Gusto simple y completo
Cualquiera de estas dos preparaciones las recomiendo, pero el menú tiene platos para todos los gustos y no solo de origen mexicano, como pudieron notar. También hay pan francés, hot cakes y como dije al inicio, chilaquiles y claro, huevo en diversas presentaciones.
Ya que si prefieres comer, hay que tomar en cuenta que cierran a las 5 pm y su propuesta adquiere un enfoque ibércio. Seguramente en otra ocasión les contaré de los sabores que trae la tarde consigo y el apapacho que le otorgan a los comensales.
Actualmente hay dos sucursales, la que visité en la calle de Medellín, número 57 y la otra en el 110 de Tonalá. Así que si mis palabras despertaron el antojo en ti, no dudes en visitar Bou, que te espera una experiencia que no te defraudará.
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