El buen gusto y saber beber están más allá de las barreras culturales, por eso el coñac era conocido en la antigüedad como eau de vie o agua de vida. Este elixir se produce a partir de uvas blancas que se mezclan con vino; el resultado es un vino muy seco y ácido pero con las propiedades para continuar con su destilación y posterior añejamiento. Esto es lo segundo más importante que hay que saber del coñac: un añejamiento prolongado deriva en un sabor de mayor intensidad. El coñac sólo envejece mientras permanece en barrica, una vez que se transfiere a botella el proceso se detiene.
La vida del coñac inicia con la selección de la mezcla de vinos o de crus con la que se elabora, cuyo sabor se acentúa en las más de 300,000 barricas de robles centenarios donde se añeja, procedentes exclusivamente de bosques franceses. La paciencia tras las décadas de añejamiento le confiere al coñac su máximo potencial y características más notorias. Resultado de su destilación y añejamiento en barricas de roble, su balance perfecto entre cuerpo y sabor convierte a cada sorbo en una experiencia gratificante y seductora. Este licor protegido por su Denominación de Origen Controlada es un placer perenne al paso del tiempo.
La edad del coñac influye en sus cualidades finales, pero sólo los años de almacenamiento en barrica son los que cuentan, pues el proceso se detiene cuando se embotella. Las edades del coñac se clasifican con base en el sistema creado por Hennessy y se identifican por ser abreviaturas inglesas de las denominaciones tradicionales V.S., V.S.O.P., Fine de Cognac, X.O. o Paradis, y para gustos más exigentes y conocedores hay también algunas ediciones limitadas de las mismas.
El coñac V.S. o Very Special cuenta con un mínimo de dos años y medio de edad, contados a partir del primer día de octubre después de la cosecha con las que se produjo el vino del que fue destilado. V.S.O.P. son las siglas de Very Superior Old Pale, y consiste en que el vino más joven de la mezcla, que es el que determina la calidad del coñac, se añeja en barrica por un mínimo de cuatro años. El origen del nombre se remonta al año 1817, cuando el rey de Inglaterra solicitó un coñac libre de azúcar añadida, que es lo que se usa para darle un color más intenso. Sin azúcar extra el color del este es pálido.
Si el vino más joven de la mezcla tiene un mínimo de diez años, el coñac obtenido es un X.O. o Extra Old llamado también Hors d’âge, aunque puede ser una mezcla con vinos de un mínimo de 20 años. El tiempo le confiere un carácter profundo y robusto que seduce con la constante revelación de sabores al degustarlo. En este caso, el coñac X.O. Napoleón, por ejemplo, se distingue por tener un añejamiento intermedio entre el V.S.O.P. y el X.O.
Hennessy es una de las bebidas más deliciosas creada para el disfrute de los humanos. El que un licor elaborado a base de mezclas de hasta 200 años sea el favorito en la actualidad, nos habla de un placer que es tan eterno que no distingue tiempos, y en cada sorbo nos transmite buen gusto y la pasión por lo que está bien hecho.
Beber coñac es un viaje sensorial que inicia al mirar el diseño de la botella, después al abrirla y llenarse los sentidos con su aromático perfume envolvente a avellana, vainilla y especias. La cúspide del viaje es dejarse acariciar la boca con su robustez, que se distingue a la vista con su intenso color ámbar.
Sus sabores de frutas confitadas y sus notas sutiles y ligeramente especiadas, crean una armonía inigualable con una sensación suave y generosa con toques de cacao y cálida presencia frutal. Su largo final es la culminación de la complejidad de la mezcla con la que fue creado y de todo el delicado proceso que involucra. Su elegancia se respira en los aromas que nos envuelven con su sutileza, con sus colores finos, y en el calor que nos recorre y abraza con delicadeza después de que se prueba.
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