Cuando se trata de restaurantes para disfrutar comida italiana no puedo tener suficientes opciones. Para agrandar esa lista hoy les voy a contar de Marcello, un lugar para sentirse apapachado y donde cada plato parece hecho para compartir.
El recorrido culinario empezó con uno de los clásicos del lugar, la Burrata Temporada, peculiar por la mezcla de sabores. Consiste en una burrata con jitomate, albahaca, pesto y fruta de temporada, un elemento inusual pero nada desfaborable.
Si de pastas y pizzas hablamos
Para darle más peso a la experiencia continuamos con una sugerencia del momento, una pasta llamada Spettacolo vodka. Como su nombre lo indica su característica principal es una salsa de vodka pero no es lo único que le da sus encantos.
También tiene guanciale (cachete de cerdo), crema, mantequilla, migas de pan, queso Grana Padano y straciatella, además de que se prepara junto a la mesa. Por si fuera poco es uno de los platos marcados para compartir y no lo tomen a la ligera, la porción realmente es generosa.
Claramente no podíamos dejar pasar las pizzas y para omar un giro a lo habitual decidimos probar la Fungo Supremo. Una oda a la magia de los champiñones y al queso, sin perder las características de una buena pizza italiana.
La base es de salsa trufada que se corona con una mezcla de queso mozzarella, de montaña, Grana Panado y una ración abundante de hongos. Todo sobre una masa delgada, con orillainflada y crujiente que te aseguro no querrás dejar.
De haber tenido un estómago más amplio, seguro les contaría de otros platos que ofrece Marcello, sin embargo, tenemos que dejarlo para otra ocasión. Pero tranquilos, si les tengo preparado un final goloso y dulce, porque recuerden que el postre no va al estómago, sino al corazón.
Clásicos al estilo Marcello
Como varios ya saben, seleccionar un postre me resulta complejo y no por ser su fan, sino por todo lo contrario. Por eso me decanté por un clásico, el tiramisú, cremoso y con el equilibrio entre el queso y el café.
Un postre perfecto para los que no somos afectos a lo más dulce, aunque no fue lo único que comimos. De manera sorpresiva nos trajeron un cono de gelato de pistache, una de las especialidades de Marcello y que insistieron no podíamos dejar pasar.
Con un dejo cremoso y el característico sabor del pistache en la boca, concluimos con nuestra visita a Marcello. Un lugar para comer en abundacnia y dejarse consentir por la calidez de su servicio.
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