Chère Karla:

Este mes tiene el color rojo, el rojo que los corazones tienen y lucen.

Sabido es que San Valentín fue el personaje que con sus obras relativas a la bondad y a la convivencia y al amor efectuadas en Roma, Italia (habían prohibido los casorios, y Valentín, a escondidas casaba a las parejas), esto allá por el siglo V, le dio el origen a la celebración, de origen cristiano, y se instituyó el 14 de febrero como el día del amor y de la amistad. 

Conmemoración que celebran infinidad de países de esta Tierra. Y vale la pena hacer esta mención, pues lo que sucede de terrible por los efectos de la Pandemia y que nos ha puesto en alerta y ha cambiado la manera de comportarnos, de reunirnos, de saludar, de ir a conciertos de música, de asistir al teatro, de citarse en el restaurante, etc., convivios que antes nos hacían asistir en masa a dichos lugares y espectáculos, ahora no, ahora son otros los malos tiempos. Y como dicen en mi pueblo, al mal tiempo darle buena cara.

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Y qué buena cara ponemos al contemplar un buen vino que en la mesa luce en las copas de cristal, y si a esta bebida ancestral la casamos con unos platillos, el resultado, como arriba lo dije, nos llena la cara de alegría. Nos dan ganas de cuidarnos más, de hacer ejercicios, de llevar una vida sana para gozar con todos nuestros sentidos de lo que naturaleza nos ofrece. Por eso los griegos nos dijeron que “Cuerpo sano en mente sana”, y agregaron que de lo que está a nuestro alcance la regla es nada en exceso”.

Y qué vino, chère Karla, sería el que propusieras para hacer un brindis, con la familia, ¿con los amigos? Me permito ayudarte, porque ese es un tema que me agrada y me siento pleno al hablar, al proponer soluciones tan gratas:

Si el rito no es con el vino, yo digo que con licores el alma crece. Mira: tenemos el Grand Marnier, el Armañac y el Cointreau, que Francia nos los ofrece. Y si de Italia es el cuento, viene bien un Vermouth Martini Rossi o el Amareto de Saronno. Y nuestra tierra mexicana nos ofrece el Licor de Guayaba, de Aguascalientes, los Moscos, de Toluca, el Xtabentún, de Yucatán. Ah, y si de España es la aventura: Aromas de Montserrat, Aguardiente de Ojén, Anís La Castellana. Vale. 

Cito estas pocas delicias que se ofrecen a nuestros sedientos paladares, pero en el mundo, todos los países producen sus licores, todos a cuál más, ricos, sabrosos, que al beberlos nos dicen que la alegría debe llenar, siempre, a nuestros corazones.

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Así que ¡salud! ¡A decir que sí a la salud del cuerpo! ¡A gritar a los cuatro vientos que amamos a nuestras familias! ¡A brindar por que las amigas y los amigos sigan siéndolo! ¡A brindar por que acaben los malos tiempos! ¡A brindar por esto y por lo de más allá!

Con mi licor en la copa, mando un abrazo a todas las amigas que aman la Cocina. Les envío un saludo grande a todos los amigos que gustan de lo bueno.

Carlos Bracho

Imágenes: Pexels

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