Maestros, estos personajes de la enseñanza que son parte de nuestro actuar cotidiano y que hacen más de lo que creemos. Para muchos, esta profesión se limita a adoctrinar a un estudiante en los conocimientos básicos, que delimita un sistema educativo, pero esto es mentira.
Se imaginan que habría sido de Arturo sin Merlín, de Alejandro Magno sin Aristóteles, o incluso de Luke sin Obi Wan. Exacto, no mucho, ya que un mentor no sólo es el que transmite conocimiento, también el apoyo moral y espiritual del estudiante.
¿Cuántas veces no recurrimos a un maestro para consolar las penas de una ruptura, o para desahogar algún problema en casa? Todos tuvimos ese instructor al que veíamos como un segundo padre o madre, un amigo dentro de la escuela.
Y en la cocina no es diferente, entre fogones, ollas y sartenes, se encuentran los educadores del cocinero, quizá de los más tradicionales. Desde tiempos inmemoriales, si se quería aprender un oficio, se buscaba un «maestro», para que instruyera al aprendiz en su arte.
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Formando especialistas del alimento
Hoy en día, las academias, institutos y universidades, hacen que esta búsqueda por un veterano en la materia sea mucho más simple e incluso fructífera, debido a que no se limita a una sola figura de formación, sino a varias y especializadas en diversos temas. Una de las grandes ventajas del arte culinario es su fundamento práctico, haciendo que contar con un guía sea de vital importancia.
Más allá del aprendizaje de técnicas y recetas, un chef instructor desarrolla un talento que todo cocinero debe tener, la intuición, esa voz interna que fomenta la ruptura del esquema, la creatividad con los procesos y la apropiación de lo establecido. El verdadero labor de un maestro de cocina es llevar a sus estudiantes al entendimiento de sus ingredientes, para que así desarrollen mezclas únicas e irrepetibles.
Aunque la diversidad moderna ha hecho que los cocineros no sólo sean formados en habilidades técnicas, sino también por un escuadrón de académicos de otras disciplinas, dando como resultado el origen del gastrónomo: un especialista en el manejo de alimentos y el entorno que los rodea, partícipe de fenómenos sociales y revolucionario de la alimentación.
Hoy en su día, celebramos a todos aquellos que nos han formado en las técnicas del fuego, quienes nos llevan a conocer el campo y sus realidades, que se interesan en que sepamos de historia y de arte, a poder comunicar de manera escrita y visual nuestras creaciones y un sin fin más de habilidades. Por eso y más, ¡felicidades a todos los maestros que entre fogones, ollas, sartenes, copas, descorchadores y vinos forman al gastrónomo del mañana!
