NIZUC Beach Hotel
NIZUC Beach Hotel

Visitar Cancún es un sueño pero hospedarse en un hotel donde te consientan y cumplan tus deseos antes de que se te ocurran es una delicia. Después de aterrizar en el aeropuerto y de recorrer la carretera escénica, se llega a Punta Nizuc, una de las playa más espectaculares que se puedan ver en la vida, y justo ahí se encuentra un remanso de paz y de belleza: NIZUC Resort & Spa.

Lo primero que se ve al llegar al hotel es el mar de su playa privada, que varía de un tono entre el azul del cielo y el de una fina turquesa, y su arena suave y blanca te invita a quitarte el calzado y mojarte los pies descalzos con el agua cristalina. Pero en cuanto se entra al lobby del hotel las puertas del cielo se abren y se descubre el verdadero significado del lujo.

NIZUC Resort & Spa ofrece un nivel de atención y de servicio del más alto nivel mundial único en su estilo, al ser un In House Reef, esto es, tiene su propio arrecife privado para practicar esnorquel y buceo, rodeado de coquetos peces de colores mientras los rayos del sol se filtran en el agua cristalina, incluso se pueden ver estrellas de mar, pulpos y hasta mantarrayas.

Indochine Asian Restaurant
Indochine Asian Restaurant

El simple hecho de hospedarse en este precioso resort es un motivo de celebración, pero sin duda es el mejor lugar para festejar una ocasión muy especial. Sus restaurantes ofrecen gastronomía de nivel mundial, variada para todos los gustos y con platillos que son en realidad pequeñas obras de arte creadas para cada comensal. Cualquier opción que se elija asegura una calidad y sabor a la altura de cualquier crítico experto, desde los platos italianos y pizzas a la leña de «Terranostra» hasta la exótica comida peruana de Ni, o la reinventada cocina mexicana de La Ramona y los irresistibles cortes de carne de La Punta.

Mi gran favorito es Indochine, un paseo por las diferentes regiones asiáticas con las creaciones culinarias de su chef Alicia Patankar, en un ambiente acogedor con vistas al enorme espejo de agua y con el mar al fondo. El restaurante es un lugar perfecto para celebrar veladas románticas, pedidas de mano, para recibir el año nuevo de forma chic, o simplemente para festejar el placer de la vida. Aquí cada platillo es un bocado de hedonismo puro. Entre sus platillos imperdibles están el bacalao negro, glaseado con miso blanco dulce y servido con Bok Choy y Hajikami; el pato Pekín; el Pad Thai Indochine que es fideo de arroz salteado con salsa del chef, a base de tamarindo, té limón y chile de árbol; y por supuesto los rollos primavera, el sashimi de salmón, y la sopa Thai de pollo con coco.

Para cerrar el año con estilo, en su playa privada se organizan hermosas cenas ambientadas con el sonido de las olas y con luces tenues, para después recibir el amanecer en un cómodo camastro con las caricias del sol. Además, el servicio que se ofrece en la playa tiene detalles muy agradables como toallas frías para refrescarse, ricas paletas heladas, y hasta bloqueadores orgánicos para cuidar el ambiente y la piel.

Es un hotel que simplemente enamora con todo lo que ofrece, con su gastronomía, con sus actividades, con su precioso diseño, y con todo lo que hacen sentir. Pero más que un hotel, es una combinación perfecta de colores, sabores y comodidades, la reunión de lo que hace hermoso al planeta.

Indochine
Indochine

Fotografías cortesía Deby Beard

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