“Nosotros vendemos alma”

Propietario-enólogo de Bodegas Artadi y Viña El Pisón en Rioja Alavesa así como de Artazu en Navarra y El Sequé en Alicante, Juan Carlos López de la Calle está convencido de que el valor de los grandes vinos está estrechamente ligado a la tierra y a sus gentes.

 

¿Cuál era el contexto general y personal cuando surgió Artadi en 1985?

Soy de una familia humilde; mi familia ha tenido vino desde hace mucho tiempo, así que nací en una bodega. Mis abuelos tenían viñedos pero era un vino que se hacía en la bodega y se vendía a granel en Bilbao, San Sebastián y Victoria. Ese era mi entorno, así que estudié Químicas, después enología en Madrid y Pamplona, posteriormente hice un curso de cata en Burdeos pero la formación principal la hice en España. A los pocos años lideré un proyecto de unos viticultores que tenían pequeñas explotaciones en diferentes zonas de la Rioja Alavesa; esa producción la uníamos en una bodega central y ahí comercializábamos con una sola marca: Artadi, que funcionaba como cooperativa. En 1992 adquirí los activos de la bodega; en un principio hicimos vinos jóvenes, de maceración carbónica, vinos de cosechero. Esto ha cambiado y ahora tenemos presencia en muchos países.

¿Qué características tiene su bodega?

Somos una bodega pequeña pero estamos dirigidos a clientes que buscan calidad, no trabajamos súper mercados, grandes superficies ni grandes volúmenes.

¿Qué identifica su manera de hacer vinos?

Nuestra filosofía se basa en que nos gustan las variedades autóctonas, trabajamos solamente con variedades autóctonas españolas, y normalmente con una sola variedad en cada denominación de origen. Desde 1996 tenemos una bodega pequeña en Navarra y en 1999 hicimos otra bodega en Alicante, que junto con El Pisón también en la Rioja Alavesa conforman los cuatro proyectos que tenemos. En todos ellos tenemos una línea filosofal de donde partimos: Los pilares son que hacemos variedades autóctonas, que trabajamos monovarietales y que trabajamos con un respeto tremendo sobre la naturaleza, no queremos hacer vinos industriales. Somos obsesos de la fruta, y queremos trasladar la frutosidad de la uva al vino. Otro concepto importante es que nuestros vinos están clasificados por la edad de las viñas; el tiempo que están en barrica depende de lo que puede dar la añada.

¿Por qué una sola uva y por qué autóctonas?

Autóctonas porque creemos en otro concepto que es muy importante: la tradición. El vino no es cualquier cosa, es una cultura, una tradición, es el esfuerzo de nuestros abuelos y bisabuelos. La tecnología va muy bien con los teléfonos, ordenadores, relojes, pero no creo que con los vinos: nosotros vendemos alma, vida, corazón. Por eso hacemos variedades autóctonas porque queremos tener el reflejo del trabajo, de la pasión y de las vidas de nuestros abuelos. Si lo cambias, has tirado ese esfuerzo, dedicación, esas vidas que han tenido que trabajar para que tú llegues aquí; si tenemos una variedad por qué tenemos que cambiar, prefiero mantener esa tradición. Y hacemos monovarietales porque cuando se tiene una sola variedad ésta hace el efecto de un cristal por el que puedes ver al otro lado, pero si pones un cristal y luego otro y otro, al final la imagen se distorsiona, y yo quiero ver el paisaje, ver mi viña, ver la tierra. Sin embargo, no dejo de respetar que hay grandes vinos de coupage en el mundo como los de Burdeos, que son grandiosos.

¿Vende la tradición?

No es fácil vender tradición, pero es lo que nos mueve; creo que el hombre se mueve por sentimiento y el vino es una carga sentimental tremenda. No sé si se vende, en el mundo todo es mucha competencia, pero nosotros apostamos a eso. Desde hace tiempo practicamos en nuestra bodega de Rioja agricultura ecológica, no utilizamos ni herbicidas, abonos, insecticidas ni fertilizantes, y en algunas parcelas empleamos prácticas biodinámicas. Para mí la biodinámica es una ciencia o corriente filosófica que está fundamentada exclusivamente en la observación. Rudolf Steiner fundamentaba la antroposofía en el espíritu del macrocosmos y del microcosmos, pero era una pura observación; mi abuelo ya decía que había que podar en el menguante de enero cuando las cepas son pequeñas porque de esta manera toman formas derechas, y mi abuelo no sabía nada de antroposofía. Steiner lo que hizo fue darse cuenta de que había unas prácticas culturales agronómicas pero qué estamos haciendo desde hace varios años, por qué forzamos la producción, por qué salificamos el suelo, por qué no dejamos que se regule él, por qué no generamos una biodiversidad. Creo que la biodinámica y la ecología nos ayudan a mantener ese organismo-granja que vive en equilibrio. La madre de la viticultura y el vino es la tierra. d

 

Escrito por: Julio Chávez

jchavez@saborearte.com.mx

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