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Considerado el padre de los súper toscanos, Mario Incisa della Rocchetta sentó las
bases para la revolución del vino italiano que cambiaría definitivamente la forma de hacer
vino, de concebirlo y de comercializarlo.
Siendo estudiante, en los años 20 del siglo pasado, Incisa della Rocchetta ya pensaba en
elaborar un gran vino, del estilo de Bordeaux, por eso años más tarde, ya instalado en la
hacienda San Guido en la Toscana, empieza a cultivar algunas cepas francesas, el resultado
de los primeros vinos no lo dejó satisfecho pero estaba convencido que el cabernet
sauvignon tenía el bouquet que buscaba y que al ser uvas más complejas, necesitaban más
tiempo para madurar y desarrollarse.
De 1948 a 1960, los vinos que producía eran para consumo privado y no salían de su
hacienda. Durante esos años percibió que el envejecimiento mejoraba considerablemente
sus vinos, por lo que se dedicó a profundizar sus experimentos y a perfeccionar su
estilo de vinificación.
En 1965 plantó otras dos cepas de cabernet sauvignon y cabernet franc en la hacienda
Sassicaia, nombre que después de unos años fue elegido para denominar al producto de
todas sus viñas. La cosecha de tres años después, 1968, fue el primer Sassicaia en ser
puesto a la venta. La prensa y el mercado quedaron perplejos; su aparición fue un cambio
radical en el concepto del vino en Italia: así nacieron los súper toscanos.
Pese a la buena acogida por parte de la prensa internacional, Incisa della Rocchetta siguió
experimentando con temperaturas controladas, tinas de acero en lugar de las de madera
para la fermentación, introducción de barricas de madera para el envejecimiento, entre
otras innovaciones de la época.
El marqués Mario Incisa della Rocchetta murió en el 1983.

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