Es una fiesta que se celebra en casi todo el mundo. Es el día del amor, de la amistad. Pero, chère Karla, quiero contarles a nuestras amigas que aman el amor y aman la cocina, algo de historia: esta es una celebración de origen cristiano y se basa en las buenas acciones que durante su vida hizo San Valentín de Roma (216 – 273 d. C), como el casar a soldados con su novias y eso, en tiempos en que el cristianismo fue prohibido por Claudio II (214 – 270 d. C), éste emperador mandó detener a Valentín quien fue decapitado por trasgredir esa prohibición. 

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La iglesia católica que construía en esos tiempos sus estructuras legales y espirituales, no estaba de acuerdo con las celebraciones paganas que destruían las bases morales de la sociedad cristiana y trató de combatirlas. Años después el papa Gelasio I, emprendió, entre otras, acciones para combatir esas fiestas no cristianas, el de instituir la festividad del amor y la amistad el día 14 de febrero y tomando como ejemplo la vida y obra de San Valentín y esto ocurrió el año de 494 d. C. Desde ese lejano entonces, esta celebración fue creciendo y el día de hoy es, como arriba digo, una fiesta universal. Las novias, las amantes, las esposas, los amigos, y personas de todas las edades participan, y es el tiempo de dar y recibir regalos. Pero, lo bueno de todo esto, chère Karla, es que, aparte de los abrazos y los besos y los buenos deseos y los regalitos, es que ese día se debe preparar un comelitón que marque, sin dejar dudas, el amor que se tiene. ¿Cómo? ¿Cómo dejar una huella profunda de amor? Yo digo, y tú, Karla, estarás de acuerdo conmigo, que no hay nada mejor que realizar una gran comida, comida con toda la familia presente, comida que debe llenar las expectativas de los más lujosos paladares.

Va: Crema de pescado (robalo, cazón, sierra, ajo, aceite de oliva, cebolla, perejil, jitomate, laurel, vino blanco seco, caldo de pescado, crema, pimienta negra, sal, cáscara de limón, crema); Camarones a la provenzal (camarones grandes, aceite de oliva, jitomates, cebolla, ajo, pimienta negra, vino blanco –de preferencia seco–, sal, fécula de maíz, perejil). Atún para untar (atún en lata, queso crema, huevos, nueces, pimienta blanca, algo de coñac);  Queso fresco con algo de espinacas (queso panela, aceite de oliva, espinacas, sal, cebollitas cambray, leche); Ñoquis de papa (papas, harina, nuez moscada, huevo, sal, pimienta negra, queso parmesano, mantequilla); Soufflé de jaiba (jaiba –claro, la pulpa–, leche, harina, pimienta negra, queso cheddar, mantequilla, huevos, pimienta de Cayena, aceite de oliva); Ensalada de corazones de palmito (corazones de palmito, lechuga, cebollitas cambray, jugo de limón, aceite de oliva, pimiento morrón (de lata), pimienta, azúcar); y para el postre, Mousse de chocolate (chocolate semi amargo, licor de naranja, crema, huevo, mantequilla), Fresas con chocolate a la naranja (chocolate semi amargo, licor de naranja, fresas, mantequilla) o Mermelada de fresas (fresas, azúcar, limón) con pretzels y galletas. Café, vino rosado y vino blanco. Como tú puedes ver, chère Karla, este festín, que ya estamos en la preparación del mismo, puede ser una buena ocasión para celebrar este día de San Valentín. ¿Qué te parece?

Un abrazo a todas las amigas que de la Gastronomía hacen una fiesta diaria, otro abrazo a los hombres que, desde las cacerolas, los aceites y las verduras nos ofrecen “inventos” maravillosos.

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