¿Recuerdas ese aroma reconfortante cuando mamá cocinaba? El momento exacto donde sabías que el día terminaría gloriosamente.

Una madre es esa parte de un todo que deja huella. En la mayoría de los casos, son una balanza que protege a la familia de un lado y del otro son aquellas que están en constante movimiento, haciendo varias tareas más rápido que la velocidad de la luz.
Mi mamá es una mujer de múltiples oficios -cocinera, cuidadora, autoridad, terapeuta, doctora, artista, adivina, etc- con una personalidad omnipresente, donde su cuerpo hace la comida mientras su mente estructura los siguientes pasos. Siempre buscando reducir tiempos y aumentar la eficiencia.
Ocurre lo mismo en la cocina, ha aplicado ingenio desde su primera preparación a los 6 años, gorditas de nata. Las cuales cocinó disimuladamente, para no ser atrapada por su mamá, ya que “la cocina era espacio de adultos, no niños”, o eso decía mi abuela.

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Entre nostalgia y sonrisas se desempolvan recuerdos de una cocina espontánea. Si me dieran a escoger el plato más acogedor de mi infancia, en definitiva diría: Sopita de letras y milanesa. Algo tan sencillo que solo ella transforma en algo especial. Junto con un cierre dulce, porque el postre es el mejor final.

Es ella quien me enseñó que en la cocina también se improvisa; el inicio suele ser imperfecto, pero la constancia lo pulirá, la humildad es la clave para el éxito, descubrir tu propósito en la vida te dará un mejor camino, debes salir de tu zona de confort, y conocer los sabores del mundo te brindará conocimiento, como ir a un mercado de Oaxaca para probar una auténtica tlayuda.

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Asimismo, una figura maternal puede extenderse a una tía, hermana, abuela o amiga. Como el regalo de mi tía en forma de romeritos o un abrazo a distancia de la abuelita plasmado en capirotadas. Son personas que se vuelven un segundo hogar, a pesar de la distancia.

Realmente entendí que en la vida no existe receta precisa, pero puedo darle sazón de mamá. Porque el amor incondicional de una madre se expresa de diversas maneras: cálidos abrazos, cocinar tu platillo favorito, apoyarte en tus metas, momentos de calidad, detalles inesperados o reproches, pero todo con el mejor deseo para nosotros. A lo que deberíamos responder con sincera gratitud.
Y ¿cuál es la sazón de tu mamá?

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