“Todo fluye y refluye; todo tiene sus periodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la izquierda es la misma que la del movimiento hacia la derecha; el ritmo es la compensación.”

– El Kybalión –

 

Conocer nuestros mercados tanto en el terreno macro como en el micro, es elemental para definir acciones y, sobre todo, entender qué está pasando y proyectar hacia dónde puede caminar y nuestra posible incidencia en ese trayecto.

En materia de consumo de vino, México, de acuerdo a las investigaciones de varios especialistas como Paco Rascón y las que he realizado con el Consejo Mexicano Vitivinícola y con otras empresas, consume, en primer lugar, vino español. Está demás decir que la presencia de Chile es importante aunque en segundo lugar y hoy, afortunadamente, después de amplios esfuerzos realizados entre los que trabajamos en la promoción de la cultura y los hábitos de consumo del vino en general y del mexicano en particular, el Top of Mind de nuestros consumidores locales, ya tiene una percepción positiva respecto al vino mexicano. No obstante, es importante mencionar dos variables que afectan la decisión de compra del consumidor y la orientan hacia orígenes diversos:

a) Que el mercado del vino en nuestro país está dividido en 65% presencia de vinos importados y el resto de vino nacional.

b) Que México es un país aún pequeño productor con un consumo per cápita anualizado de 500 ml.

El consumo de vino está relacionado con estilos de vida y cultura, incluso más que la economía. En este tenor y, considerando que las cepas y los vinos que ingresaron a México eran españoles, podemos inferir que nuestro paladar, conocimiento y costumbre se encuentran más cercanos a España.

Las referencias más comunes por experiencia y disponibilidad por años han sido Rioja y Ribera del Duero.

¡Rioja nos encanta a los mexicanos!

Sin embargo resulta que, Rioja, como el resto de las denominaciones de origen y países, enfrenta las consecuencias de la globalización, la competencia, los embates económicos, el cambio de vida y… los países de Nuevo Mundo que le ha significado un severo terremoto y le ha obligado a replantear su filosofía en el hacer y actuar.

Por otra parte, el consumidor es más exigente y ante la enorme oferta de nuevas denominaciones y países, en ocasiones se ha vuelto aventurero y deseoso de experimentar, dejando un poco de lado a Rioja.

Por fortuna, Rioja también ha tomado acciones que nos conciernen y nos benefician:

En primer término, ha creado Rioja Wines para trabajar en favor de la categoría, en especial, en el extranjero, apoyándose en la realización de intensas campañas publicitarias y mercadológicas.

Después, ha revisado algunos rubros de sus denominaciones establecidas por el Consejo Regulador de la D.O.Ca. Rioja, creado en 1925. Por ejemplo: las variedades autorizadas para esta zona eran siete: cuatro tintas y tres blancas.

Variedades tintas: tempranillo, garnacha tinta, mazuelo (también conocida como cariñena) y graciano.

Variedades blancas: viura (también conocida como macabeo), malvasía y garnacha blanca.

Las variedades preferentes son la tempranillo en tinto y la viura en blanco.

En 2007, el Consejo Regulador de la D.O.Ca. Rioja autorizó, por primera vez desde 1925, la incorporación de nueve variedades nuevas dentro de los límites de la denominación, cambios que se reflejaron en dos modificaciones del Reglamento existente aprobado en 2004: BOE-A-2008-4991 y BOE-A-2009-8950. Son las siguientes:

Variedades tintas autóctonas: maturana tinta, maturana parda o maturano y monastel (no confundir con la monastrell o mourvèdre).

Variedades blancas

Variedades autóctonas: maturana blanca, tempranillo blanco y turruntés (no confundirla con la variedad torrontés cultivada en otras partes de España).

Variedades foráneas: chardonnay, sauvignon blanc y verdejo.

Estas nuevas variedades autorizadas sólo se pueden plantar en sustitución de arranques, para no incrementar la masa vegetal de la Denominación.

En el caso de las nuevas variedades autóctonas, tanto tintas como blancas, no se establece un límite en el porcentaje que deben llevar los vinos, por lo que se permite la elaboración de vinos monovarietales de estas uvas. Por el contrario, en las variedades blancas foráneas (chardonnay, sauvignon blanc y verdejo) se establece que no podrán ser las predominantes en la composición final del vino. Por tanto, si se indican las variedades en la etiqueta, deberá figurar siempre en primer lugar la variedad blanca autóctona (viura, garnacha blanca, malvasía de Rioja, maturana blanca, tempranillo blanco o turruntés).

La incorporación de estas nuevas variedades se hizo con la finalidad de recuperar el patrimonio vitícola riojano —en el caso de las uvas autóctonas— y para incrementar la competitividad de los blancos de Rioja en el mercado internacional —en el caso de las variedades blancas foráneas.

Por otra parte, Rioja ha creado un Plan Estratégico 2020 que señala entre sus conclusiones:

“Actuando proactivamente podremos construir nuestro futuro en lugar de encontrarnos donde la deriva de la economía internacional nos sitúe; es oportuno emprender una reformulación estratégica con visión de futuro.

La necesidad de elaborar un plan estratégico para La Rioja surge del convencimiento de que una economía sólida debe intensificar sus esfuerzos y ordenar sus estrategias para aprovechar las ventajas y oportunidades que le depara el futuro. Con ello se pretende:

• Establecer el rumbo que ha de seguir La Rioja para situarse en el medio/largo plazo entre las regiones más avanzadas de Europa.

• Modernizar y diversificar la actividad económica de la región, centrada en la atracción y retención de talento, el impulso a las actividades de alto valor añadido y el desarrollo del capital humano.

• El diseño de un modelo de gestión que controle la eficacia y eficiencia en la transición hacia la meta propuesta.”

En los próximos 8 años La Rioja debe dedicar recursos a desarrollar sectores de futuro con originalidad y atrevimiento.

Pero, como la humanidad vive entre el batallar de las antítesis, entre un esquema dialéctico que enfrenta a los opuestos para moverse de un polo al otro, a manera de péndulo, hasta encontrar el justo medio, podemos encontrar hoy algunos vinos que creyendo que todo se vale para llamar la atención los bautizan con nombres a veces insolentes o burdos como: el K-Naia del Perro Verde Habla De Puta Madre de las Tetas de la Sacristana. Otro vino con nombre excéntrico es el Gran Cerdo, elaborado en La Rioja por The Wine Love. También elabora el tinto No Phone, que hace alusión a que el viñedo de donde proceden las uvas no tiene cobertura.

¿Se vale? Tal vez, como una estrategia de mercadotecnia viral, muy de moda ahora, para promoverse en redes sociales. Pero prefiero pensar que es más congruente la implementación de este Plan estratégico 2020 de la Rioja que bien puede ser un modelo del cual tomemos ejemplo y elaboremos el propio.

 

ESCRITO POR Pilar Mere

pmere@saborearte.com.mx

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