Chère Karla:

Creo que sí, que en esta época, este último mes del año que caduca, es bienvenida la fiesta de la Navidad. ¿Porqué? Bueno, la respuesta es fácil: sólo con recordar todos los acontecimientos nacionales e internacionales se nos ponen los pelos de punta. No deseo enumerarlos aquí, pero usted, amiga insumisa, usted amigo chef, podrán repasar en la memoria las malas noticias que llenaron los espacios, por eso, como digo: olvidar, olvidar… Así que lo que recomiendo es tratar de pasar mejores momentos que los vividos en el pasado. Sí, al mal tiempo, buena cara, y las penas, dicen, que con pan son buenas; y siguiendo con los dichos: no hay mal que dure cien años ni enfermo que los padezca. Pero ahora vale la pena dejar esta sabiduría popular y los invito, a todas y todos, a entrar a la otra sabiduría: al delicioso rincón que nos dice lo que hacemos toda la vida: desayunar, comer, cenar. ¿Les parece bien? Entonces, chère Karla, los invito a cenar:

En la mesa, que estará arreglada, lista, y que lucirá tan bien cuidada que causará la envidia de las mesas no atendidas con el amor y la lujuria de la vida, habrá, de primer plato crema de jitomate: (Jitomates, mantequilla, aceite de oliva, ajo, azúcar, caldo de pollo, crema entera, albahaca, queso de cabra)

Como plato fuerte bacalao: (Bacalao, mantequilla, papas, ajo, cebolla, perejil, aceite de oliva, pimiento rojo, huevos duros, aceitunas, pimienta). Y para que la charla sea más animada, no podrá faltar un buen ponche: (Manzanas, vino tinto, canela, uvas pasas, guayabas, tejocotes, azúcar, agua, caña de azúcar.)

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Y, evidentemente, unos regios platillos siempre serán coronados con un delicioso postre: Tarta navideña: (harina, mantequilla, caramelo, azúcar, almendras en polvo, manzanas, ron, nata, huevos). Y si lo desean podrá estar una baguette.

Vale la pena, para el ambiente, para disfrutar la velada, volver a escuchar los Villancicos de Sor Juana o poner en el aparato reproductor las varias melodías y cánticos navideños que el mercado del audio ofrece.

Y, además, chère Karla, el punto culminante, lo que es el pleno regocijo y sin lo cual nada podrá ser igual: la familia.  Sí, en esa noche de frío, el calor de los hijos o las nietas o toda la parentela son presencias indispensables para comer, tomar y sobre todo charlar, platicar sobre los planes y tareas que el venidero año nos obliga a realizar. Brindar por la vida, brindar por la salud y pedir que la buena vibra o la suerte o los buenos deseos lleguen a cada uno de nuestros hogares. Y recordar a todos los presentes que se debe de cumplir con todas las recomendaciones que las autoridades médicas nos indiquen. La salud es señal de una vida plena de alegría. 

Salud, dinero y amor.

Carlos Bracho

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