Hacienda la Lomita presenta su nueva creación de temporada.

Su olor recuerda a tierra mojada, pino y menta. Su sabor a madera tostada, caramelo y especias. Es así a lo que huele y sabe Singular 2010, la nueva creación de Hacienda la Lomita, joven vitivinícola mexicana.

 

Singular 2010 es la propuesta que Hacienda La Lomita ofrece esta temporada. Su sobria etiqueta y oscura botella denotan la singularidad y autenticidad de este vino por excepción.

Mezcla de Shiraz y Cabernet Sauvignon. Singular es un vino desgranado a mano y fermentado en madera; de color rojo rubí pálido, con cuerpo medio bajo, brillante y puro. Su capa glicérica es media baja con arcos abiertos y lágrimas rápidas.

Dado que Singular fue desgranado a mano y fermentando a la usanza antigua en un Cuvee (Tonel Abierto) su extracción de color es ligero. Para disfrutar de su pureza intacta se recomienda consumirlo antes del 2013.

Su nariz nos remonta a los bosques altos, como ir a buscar hongos y setas en otoño, quizá un recuerdo a pimienta negra recién molida.

En boca confirma el cuerpo bajo, con buen ataque de acidez, recuerdos a aceite de trufa; de acometida baja con sabores a monte húmedo y menta. Singular cuenta con una producción de 1200 botellas.

Hacienda la Lomita, es un emprendimiento enológico inaugurado en el marco de la fiesta de las vendimias 2009, proyecto que ha sorprendiendo al país con un fresco portafolio de etiquetas que ha logrado colocarse como uno de los más recientes descubrimientos de los jóvenes amantes del vino.

Hacienda La Lomita es una suerte de alquimia donde se entremezclan varios elementos de la cultura mexicana. La fachada exterior remite a una vieja hacienda y una vez cruzando la puerta principal se revela el umbral de lo joven y moderno. Imponentes lozas de cemento sosteniendo maquinaria de última tecnología, paredes expuestas, iluminación atmosférica y arte contemporáneo.

Con el empresario Fernando Pérez Castro al frente, esta vitivinícola boutique se caracteriza por ser un emprendimiento familiar con la constante búsqueda de marcar la diferencia. Junto a su enólogo, Reynaldo Rodríguez, se han establecido tres coordenadas que dan sentido al proyecto: Amor por la tierra, pasión por el detalle y capacidad de asombro.

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