Languedoc-Roussillon es una bellísima región del sur de Francia que fue muy apreciada desde la época de los romanos, por su clima y la riqueza de sus suelos. Aquí nos encontramos con bellas ciudades amuralladas y paisajes espectaculares. En la Edad Media, los viñedos pertenecían a los monjes, estos producían excelentes vinos y se vendían a un precio alto.

Hoy en día, Gérard Bertrand es el embajador de los grandes Vinos del Languedoc en todo el mundo; desde los viñedos de altura cerca de los Pirineos hasta los suelos volcánicos de las Terrasses du Larzac y los viñedos costeros con vistas al mar Mediterráneo, las bodegas cubren 850 hectáreas cultivadas con métodos biodinámicos.

Los cultivos biodinámicos, o agricultura biodinámica, son un método de siembra que tiene como objetivo regenerar y fortalecer el suelo y las plantas mediante el uso de preparaciones naturales como el estiércol de cuerno o la composta orgánica. La biodinámica también tiene en cuenta la influencia de los planetas, en particular el calendario lunar.

El saber hacer de Gérard Bertrand y conocimiento del terruño del Languedoc les permite elaborar vinos de calidad sin sulfitos añadidos. En Gérard Bertrand han adquirido así la experiencia y el conocimiento suficiente de variedades de uva para proteger su vino de la oxidación de forma natural, sin tener que recurrir a la adición de sulfitos.

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Fue en 2002, en el Domaine de Cigalus, cuando Gerard Bertrand convirtió su primer viñedo a la biodinámica. Convencido de los beneficios de este método de cultivo cercano a la naturaleza, ahora aplica los principios de la biodinámica a todas las cepas de sus fincas en Languedoc-Rosellón, que hoy representan 950 hectáreas repartidas por toda la región de Occitania, en Francia.

En sus 16 châteaux y fincas vinícolas Gérard Bertrand respeta la tierra mediante procesos de viticultura biodinámica, creando una variedad de vinos fabulosos como el Château l’Hospitalet, reconocido como el mejor vino del mundo en 2019.

Su vino Source of Joy evoca el mito de la fuente de la juventud, pide un regreso a la naturaleza y proviene de cosas simples de la vida, como contemplar la naturaleza y compartir momentos auténticos. Su botella de forma voluptuosa refleja la elegancia del contenido.

De un terreno centenario cultivado por primera vez en 1920 por Paule Bertrand, Cuvée 100 revela el mejor potencial de su terroir y el saber hacer único de la familia Bertrand. Tras una vendimia manual en el momento óptimo de madurez de los viñedos de la parcela, las uvas de cariñena se vendimian en racimos enteros, junto con las uvas de garnacha despalilladas. Tras la maceración en racimos enteros para la Cariñena y de forma tradicional para la Garnacha, el mosto realiza una fermentación controlada a 26-27°C, con 10 a 15 días de encubado. Finalmente, el vino realiza una crianza en barricas de roble francés durante 18 meses.

El vino es una bebida multidimensional y llena de mensajes: el amor del enólogo y de las muchas manos de quienes cuidan las uvas, la culminación de un sueño, la materialización de las cualidades de la tierra y la energía del lugar. En cada uno de los magníficos vinos de Gerard Bertrand, podemos degustar su pasión y su total entrega al maravilloso mundo del hedonismo. 

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