En este artículo hablaremos de una región de Italia que será de su interés, ya que además de su extraordinario pasado cultural, es un referente en la vinicultura. Antes de recorrer esta región mágica de la Toscana, veamos algunos detalles de este increíble país.

Compartir unas horas degustando vinos en compañía de James Suckling fue, sin duda, una de los grandes momentos del viaje.

Cuando pensamos en Italia nos viene a la mente el arte, sus personajes históricos plagados de romanticismo, sus paisajes y, tal vez, su vino como una característica destacable. Repasemos algunos números para ver qué tan importante es la producción y consumo de vino de este país: es el segundo productor en el mundo: en 2011 produjo 4,158,000 litros (México ocupa el lugar 25) y su consumo per cápita anual alcanza 42 litros (en México apenas rebasa el medio litro). Con esa producción, es normal que se encuentran vinos en un rango de precio muy amplio, muchos de ellos ni siquiera se exportan, mientras que los que sí están disponibles en nuestro país pueden ser considerablemente caros y en ocasiones de regiones poco conocidas para el consumidor mexicano.

Roma es una ciudad increíble con amplísima historia, sin duda una de las capitales más hermosas del mundo. Después de estar ahí por un par de días, recorrer sus monumentos y rincones, tomé el coche y manejé en dirección norte por la autopista del Sol hasta llegar  al pueblo medieval de Orvieto. La aventura comenzó al subir a la colina —que se puede hacer en funicular o a pie—; al recorrer Orvieto empecé a ver y sentir todo aquello que más adelante me daría cuenta forma parte del ambiente toscano: su hermosa catedral y el reloj central, ambos rodeados de empedradas y estrechas calles llenas de vida, donde predominan restaurantes, comercios que ofrecen aceite de oliva, vino blanco con la denominación del mismo nombre, y cerámica pintada a mano. Tradiciones milenarias, que se van pasando con gran orgullo y oficio de generación en generación.

Después de una deliciosa comida y un corpulento tinto italiano, seguí por una hora más hacia el noroeste, adentrándome a la zona montañosa de la Toscana en la región central de Gaiole in Chianti, arribando, ya entrada la noche, a donde sería mi base: una magnífica villa rodeada de viñedos y olivares en el pueblo de San Vincenti. Desde ahí visité Florencia, Siena, San Gimignano, Arezzo, Cortona, Pienza, Montepulciano y Monterrigione, que me ofrecieron la posibilidad de conocer más la cultura vitivinícola.

Sería interminable platicar de cada una de ellas y de todos los vinos que degusté, por lo que les compartiré los momentos que más aprecié… La primera, la bodega de Brolio, con su castillo medieval, donde pude disfrutar el Castello di Brolio del Barone Ricasoli, un chianti classico denominación de origen, seleccionado con las mejores uvas sangiovese di Brolio y añejado en barrica por 18 meses, de donde se percibe su nobleza y elegancia. Otra bodega muy interesante fue Gattavecchi en la región de Montepulciano, ahí comí con su propietario, Gionata Gatavecchi, quien nos dio a degustar los vinos que produce: Parceto fue excepcional, lo mismo que el aceite de oliva que elaboran. Después visitamos una hermosa bodega, una de las más nuevas de Italia, la de la familia Ferragamo, que lleva el nombre de Il Borro. Ahí degustamos varios vinos; sin embargo Polissena, 100% sangiovese, destacó por su calidad. Tras esta visita, fui invitado junto con mi familia a comer con mi gran amigo y uno de los grandes conocedores del vino en el mundo: James Suckling, quien por muchos años escribió para Wine Spectator. James, con un español fluido y de gran personalidad, actualmente lleva a cabo interesantes proyectos de asesoría y ranking de vinos en China; sin embargo, no se aleja de su adorada Italia, donde tiene su casa. Ahí fue el clímax de nuestro recorrido enológico donde este conocedor nos compartió una amplia gama de vinos acompañada de interesantes comentarios. Para iniciar abrimos con un blanco que él personalmente diseñó y se encargó de la producción en conjunto con varios productores en el mundo y cuyas ventas están destinadas a la filantropía: One Wine One World elaborado con uvas como: pinot grigio, friulano, ribolla gialla, chardonnay, sauvignon blanc, furmint y chevalier. Catamos varios tintos, algunos de los más representativos fueron: Poggio Alle Mura 2004 de la bodega Banfi y Gagliole Pecchia 2004 Colli della Toscana Centrale.

Compartir unas horas disfrutando estos vinos en compañía de James Suckling fue, sin duda, una de los grandes momentos del viaje, donde aprendimos sobre sus características, situando en una realidad la calidad aromática y gustativa en relación con el precio.

 

ESCRITO POR Alejandro Vargas agvargas@saborearte.com.mx

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