Armonías, sinfonías y cacofonías nos rodean 24/7, no importa la actividad que se realice, la música siempre está involucrada. Muchas veces no nos percatamos, o simplemente no lo consideramos como tal, pero cada sonido que percibimos es un acorde del ritmo de nuestras vidas.

Por ende la cocina no se escapa, y posiblemente sea de los lugares más obvios que podemos encontrar. Ya sea desde tener el radio de antaño, algún reproductor desde el celular o la pureza de la preparación.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: EL VERDADERO ORIGEN DE LA CECINA.

Las armonías naturales.

Para los curiosos que no tienen otra cosa mejor que hacer en la vida, que prestar atención a los detalles, como es mi caso, la melodía de un lugar de comida es fascinante. Ya sea desde cascar un huevo, batirlo y escucharlo chisporrotear en el sartén, hasta romper el panorama y enfocarse en todas las estaciones en acción. 

Utensilios chocando entre ellos, potajes hirvientes, flamas bramantes y cocineros acompasados, dirigidos por las comandas. Una orquesta cotidiana y en la que se puede entender mucho del personal, los experimentados que llevan un ritmo preciso y veloz, o los novatos que van lento y a destiempo.

Así podría seguirme hasta darle un sentido al menor de los sonidos del trabajo diario, pero no sólo de eso vamos a hablar en esta nota. Para los que hemos tenido el gusto de laborar en una cocina, podemos dar testimonio de que un inserto de metal es la mejor bocina que se puede encontrar sin tener que gastar.

Trabajando acompasado

En cuanto a los ritmos que se pueden encontrar, son tantos como géneros musicales y dependen totalmente de la víctima que sacrifique la batería de su celular. Pero algo es seguro, mientras más movida sea la música, más rápido es el ritmo de trabajo y menor el cansancio.

Y eso no sólo pasa en la cocina, a todos nos gusta hacer alguna actividad mientras escuchamos a nuestros artistas favoritos. La explicación es sencilla al decir, pero tan compleja en la realidad que varía de persona a persona.

Todo depende de los receptores neuronales y su respuesta a lo que se está escuchando, la magia de las hormonas ante los estímulos externos. La música, al igual que la comida despiertan los centros de placer del cerebro, las endorfinas brotan y la vida se vuelve más feliz.

En silencio o con música

Por supuesto que no hay que limitarnos al festín musical durante el trabajo, también en el pleno disfrute de la comida. Algo que la mayoría de los restaurantes ha aprovechado de la mejor manera, ya que al momento de degustar los alimentos, la melodía puede provocar comer más, o hacerlo a una velocidad diferente.

Esta estrategia es utilizada dependiendo de lo que se busque, ya que no es lo mismo lo que necesita un lugar de comida rápida, en el que la gente no se queda mucho tiempo, a un café en el que las horas pueden pasar de la misma manera que una plática con los amigos.

Aunque si el factor auditivo no se encuentra de manera explícita, siempre podemos voltear a la naturaleza del ser humano. El golpetear de los cubiertos con el plato, mordidas, mascados, crujidos o cualquier ruido resultado de la acción de consumir alimento. Ya que hay dos cosas que el ser humano ha tenido desde que pudo crear, la comida y la música.

NO PUEDES PERDERTE: LA COMIDA EN EL ARTE: BODEGÓN, VÁNITAS Y NATURALEZA MUERTA.

Publicidad

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.