¿Alguna vez has hecho pan? Si lo has hecho sabes que hay de dos sopas: o lo amas, o lo odias. Y es que, aunque embarrarse las manos y amasar durante un buen rato no es para todos, para muchos otros es un acto casi terapéutico.

Y lo que es más, hacer pan es todo un arte, porque no cualquiera puede lograr algo tan delicioso, suave y esponjoso con tan solo un poco de harina, leche y mantequilla (o si somos más simples harina y agua). Resulta que para que salga perfecto hace falta más que sólo seguir los pasos en la receta, pues se necesita cuidar cada detalle, desde la temperatura de la masa mientras se prepara, hasta el tiempo de fermentado y la humedad dentro del horno.

De lo industrial a lo artesanal

Es cierto que hoy en día la industria panificadora ha desarrollado tecnologías para lograr panes “perfectos” y siempre iguales, pero no me puedes negar que a cualquier pan de esos que venden empaquetado le falta ese je ne sais quoi que tiene el pan artesanal.

Y es que, para hacer pan artesanal no hace falta ninguna maquinaria industrial, sino que solo se necesita pasión y habilidad. Y aunque esto hace al proceso de cierta manera “imperfecto”, son esos pequeños errores los que enriquecen la experiencia, pues a partir de ellos se han creado muchos panes nuevos.

Donas portuguesas. Foto de Rodrigo Contreras

Te puede interesar: Masas Madre 1: ¿Qué ha sido el pan en nuestra historia?

Eso sin contar que, normalmente, el pan artesanal está mucho más fresco, y nada se agradece más que un pancito recién salido del horno.

Además, la panadería artesanal es la responsable de regalarnos creaciones como el pan de masa madre, para el que se utiliza un fermento de varios días que solo se alimenta con agua y harina cada vez que se va a utilizar para hornear. Como resultado, tenemos un pan con corteza crujiente e interior esponjoso, y sobre todo, más natural.

El capricho de un panadero

Otra de las ventajas de lo artesanal es que esta categoría no se encasilla bajo estándares estrictos, que aunque también tienen sus ventajas, limitan mucho la creatividad del productor, es decir, un panadero artesanal puede levantarse hoy con el antojo de hacer garras de oso y mañana con ganas de preparar buñuelos, o quizás de experimentar para hacer su propia creación de pan.

De hecho, si has visitado alguna panadería artesanal, muy probablemente hayas notado que, por lo regular, además del clásico pan de cada día que no puede faltar, como baguette, hogaza o croissant, hay también algunos panes que cambian dependiendo de los ánimos o del “capricho” del panadero.

Foto de Viridiana Miron

Lee también: 10 Panes de dulce que todo mexicano debe conocer

Almacén de caprichos

Claro ejemplo de esto es Almacén de Pan, ubicado en la calle de Oxford no. 35, en la colonia Juárez, un tranquilo rinconcito en medio del bullicio de una de las zonas más ajetreadas de la ciudad, donde se hornean, desde muy temprano en la mañana, algunos de los mejores panes que he probado. En este espacio además de surtir a algunos restaurantes como Sonia o Lo de Julio -que se encuentra justo debajo de Almacén-, también se produce pan artesanal de excelente calidad para que puedas llevarte a tu casa.

Aquí, aunque si se planea la producción con anticipación, también hay cabida para que, tanto el chef ejecutivo Edgar Delgado como el chef panadero Alonso Sosa, vengan a preparar sus caprichos para compartir con todos los amantes del pan.

Si quieres probar los deliciosos panes de Almacén de Pan, adquiérelos en Lo de Julio de lunes a domingo a partir de las 8:00 y no olvides visitar su página de instagram para conocer más acerca del proyecto.

Publicidad

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.