No te quedes sin cerezas ¡consérvalas!

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Por Sigma Bonilla

Pequeña por fuera, grande por dentro.

Es el picoteo más sano y no engorda un gramo.

¡Es cereza! Y tiene rabo.

Adivinanza popular

¡Ah… la cereza! Un efímero manjar del que se nos permite disfrutar tan solo tres cortos meses, de abril a junio. Claro, en este periodo los ésteres (compuestos químicos que le proporcionan características organolépticas únicas y agradables) del fruto están en su punto óptimo, sin embargo, agosto es un último llamado para prever nuestra dosis necesaria de cerezas para el año restante, pero… ¿cómo? Solamente tienes que decir “¡Expecto Patronum!” Ups, mentira, solo sigue los tips a continuación para que tengas tu reserva y no te quedes con el antojo, pero primero ¿qué tanto sabes de tu amiga la más fresa, la cereza?

¿De dónde viene esta belleza?

Es originaria de Asia Menor, lo que hoy es Turquía, y el suroeste de Europa pero a quien debemos agradecer es al Antiguo Imperio Romano, pues ellos fueron los responsables de su cultivo y expansión. Las cerezas se encontraban en sus jardines y las consumían ya sea frescas o en conserva pero no fue hasta el siglo XVII que los colonos europeos las trajeron a América y ¡qué bueno que lo hicieron!

¿Qué significa ser cereza?

Una cereza es el fruto del árbol cerezo, perteneciente a la familia de las rosáceas y del género prunus. Denominada una drupa, por el tipo de fruta que es, se caracteriza por tener una capa exterior suave y jugosa mientras que la capa interna es carnosa, rodea un hueso o semilla, así como otras frutas de la esta categoría como el mango, el albaricoque, el durazno, entre otros. 

No hay un tipo, sino dos

Entre las especies de cerezas, primeramente nos encontramos con la Prunus avium, mejor conocida como “cereza dulce” con su atributado color rojo brillante o en algunos casos amarillo; esta variación es la más cultivada, producida, vendida y consumida, por su palatabilidad, razón por la cual es más común consumirla fresca. Por otro lado, tenemos a la Prunus cerasus o bien, “cereza ácida” y esta suele variar en sus tonalidades que van desde el rojo brillante, al borgoña, y hasta el rojo amarillento o verde pero a diferencia de la primera, se prefiere para mermeladas o conservas. 

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Rica y no solo en sabor

Las cerezas contienen un alto nivel de potasio que oscila entre los 200 a 250 miligramos de potasio por cada 100 gramos, lo que promueve la formación de orina. Además, posee 2% de fibra, vitamina A y C, calcio y hierro. 

Pero… ¿a qué me ayuda?

  • Reumatismo y artritis: sus propiedades antiinflamatorias se deben a su alto contenido de antioxidantes y a la presencia de ácido salicílico.
  • Obesidad: gracias a su efecto saciante, laxante y diurético, las cerezas pueden ayudar a la pérdida de peso.
  • Antienvejecimiento: los antioxidantes que contienen las cerezas protegen a las células de los radicales libres, que contribuyen al desarrollo de enfermedades crónicas y al envejecimiento. 
  • Diabetes: gracias a su contenido de fructosa y levulosa, es un alimento bien tolerado por personas diabéticas. 
  • Trastornos hepáticos: reduce los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre, evitando así, la posible formación de cálculos biliares. 
  • Sistema cardiovascular: sus compuestos fenólicos previenen la angina de pecho y los infartos al miocardio. 
  • Trastornos intestinales: mejora el estreñimiento y disminuye la formación de flatulencias. 
  • Gota: reduce los niveles de ácido úrico. Algunos pacientes aseguran que cuando sienten el inicio de un ataque, el consumir 30 cerezas los calma. 

Ahora sí, lo bueno 

Si quieres tener cerezas para tu brindis de Año Nuevo, es mejor que sigas al pie de la letra los siguientes consejos:

  1. Lávalas y sécalas: debes lavarlas con abundante agua, quitarles el tallo y luego secarlas muy bien, de esta forma evitarás el crecimiento de bacterias y prolongarás su vida útil mucho más tiempo. 
  2. Congélalas: el sabor de las cerezas es mejor preservado a una temperatura inferior a -10 ºC. Antes de meterlas al congelador, guárdalas en una bolsa resellable, eliminando el mayor aire posible, marcadas con la fecha de empaque. No olvides dejar un pequeño espacio entre bolsa y bolsa, de lo contrario no se conservarán de manera correcta. 
  3. ¡Disfrútalas cuando quieras! No importa que sea en batidos, helados, ensaladas o postres, siempre podrás disfrutar de su sabor. 

Si eres de diente más dulce, puedes optar por prepararlas en conservas, para lo cual aquí te traemos una receta:

Compota de cerezas

Ingredientes: 

  • 300 gramos de cerezas sin semilla
  • 200 mililitros de zumo de naranja
  • 140 gramos de azúcar
  • 1 rama de canela, vaina de vainilla o especia de preferencia

Procedimiento:

  1. En una cacerola, mezclar el zumo de naranja y el azúcar y llevar a fuego medio.
  2. Añadir la canela o especia y esperar a que tome consistencia de almíbar.
  3. Incorporar las cerezas y mantener la cocción por siete u ocho minutos, dependiendo del grado de madurez de la fruta y removiendo de vez en vez.  
  4. Apagar el fuego y dejar enfriar. ¡Disfruta!

Si se te antoja algo más refrescante, tal vez quieras probar: Frappé Mocha Cereza

¡No esperes más! Aprovecha esta temporada de cerezas, y deléitate con lo mejor que nos regalan los cultivos. Y para ti… ¿cuál es tu manera preferida de disfrutar de estos pequeños manjares? Cuéntanos en los comentarios, queremos saber más de ti.

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