La Cámara de Comercio Italiana en México deleitó a sibaritas y expertos gastronómicos con una noche en la que la comida típica de Italia como pizza, lasagna, provolone o pannacotta sirvió de maridaje para presentar vinos maravillosos, los cuales por supuesto, fueron el centro de atención. A este exquisito evento lo denominaron «Aperitivo Italiano» y aquí te cuento todo lo que sucedió.
El objetivo de la noche era dar a conocer las propuestas que productores e importadores italianos tienen, con el fin de hacer un convenio de comercio en tierras mexicanas; por lo que esperamos que estos increíbles vinos puedan estar a la venta en nuestro país muy pronto. Vecchia Volpe, Vallebelbo y Cravanzola fueron las bodegas que iluminaron la noche aquel día.
Comencé con Vecchia Volpe, un moscato maravilloso, fresco, con un color amarillo claro con toques verdes y en nariz, pude sentir esas notas frescas y fragantes de azahar, lichi, gardenia y hierbas aromáticas como el bálsamo de limón. Al probarlo se siente ligeramente la baja acidez, en general es fresco y bien logrado en boca con las notas de menta y salvia al final, fue mi favorito.
Continué el recorrido con Vallebelbo, elaborado con una de las uvas más representativas de Italia, la nebbiolo; este hermoso vino presenta un color rojo granate con reflejos anaranjados a la vista; el aroma es celestial, agradable e intenso, un vino con una gran persoanlidad. En boca es seco, pleno, noble, robusto pero aterciopelado y de gran armonía en barricas de roble. Perfecto para acompañar una pizza.
Pasé al Cravanzola, un vino con uva barbera que presentaba un color rojo rubí intenso, vivo y brillante; el perfume era fresco y con intenso aroma de fruta y delicado picante; mientras que el sabor era agradable y armónico sin negar la complejidad que posee, a mi parecer una lasagna puede crear un exquisito maridaje.
Fue una noche en la que se apreció la calidad y versatilidad de Italia en este ámbito, recordando que este país posee una extensa variedad de uvas autóctonas que vale la pena conocer.
Texto y fotografías: Jocelyn Díaz