Barrel on a wooden table and brown background

Cuando se debate cuál es la bebida fermentada más antigua del mundo, la competencia está entre la cerveza y el vino. Se ha demostrado que una vasija de barro, de 6,400 años de antigüedad, hallada en Hajji-Firuz Teppe, en lo que es hoy Irán, contenía vino tinto. Y en cuanto a la cerveza, en una tumba de 9,000 años de antigüedad, descubierta en la provincia de Henan, en China, se comprobó que las vasijas de arcilla allí ofrendadas a los difuntos, contenían una bebida hecha de arroz, uvas, miel y bayas de espino, una particular combinación de los tres fermentados de la época: vino, cerveza e hidromiel.

El principal responsable de estos hallazgos es el director científico del proyecto de Arqueología Biomolecular de Bebidas Fermentadas, Cocina y Salud, del Museo de la Universidad de Pennsylvania; es el experto mundial más reconocido en bebidas fermentadas ancestrales. A través de espectrometría infrarroja y de masa, así como cromatografía de gases y líquidos, él analiza las vasijas que las contenían, contribuyendo a  recrear – ¡ésta es la mejor parte!- cervezas milenarias.

Sus investigaciones, publicadas en muchos libros y boletines académicos, han ilustrado las prácticas ancestrales en la agricultura, medicina y rutas del comercio en la era prebíblica. McGovern identificó la cerveza de cebada más antigua del mundo, de las montañas Zagros de Irán, aproximadamente 3,400 a.C.

A través de esta arqueología experimental, él y el maestro cervecero de Dogfish Head, Sam Calagione, un productor artesanal de Delaware, han logrado recrear varios néctares milenarios. Hablemos de tres: el Toque de Midas, de Grecia; Ta Henket, de Egipto; y Château Jiahu, de China.

Todo comenzó con la excavación de una tumba, realizada por el Museo de Pennsylvania en King's grave1957, en lo hoy es Turquía, conocida como el Túmulo de Midas (1). Sin duda alguna, el Rey Midas existió, y gobernó el reino de Frigia en el siglo 8 a.C.

La parte que más emocionó a McGovern (dicho por él mismo), cuando acudió a la tumba hace unos años, fue el juego de vasijas para líquidos más grande de la Edad del Hierro: 157 recipientes, incluyendo vasijas grandes, jarros y tazones para beber, los cuales fueron usados en la grandiosa cena final -de despedida- fuera de la tumba.

La popularidad del Rey Midas y el éxito de su reinado se celebraban con banquetes, los cuales, desde luego, incluían bebidas fermentadas. Cuando su cuerpo fue colocado en la tumba, también se llevaron a ésta los restos de alimentos y bebidas de esa última cena, con el fin de nutrirlo por toda la eternidad (o al menos durante los últimos 2,700 años).

Curiosamente, ninguna de las 157 vasijas era de oro. Entonces, ¿dónde queda la leyenda del toque de Midas?… Esto te lo contaré la siguiente semana ¡No desesperes… Espéralo!

Consulta la segunda parte aquí: Cápsulas del Tiempo 

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