Por Rodrigo Contreras
Septiembre es el mes patrio, tiempo de convivencia, de vestirse tricolor y, por supuesto, de fiesta.
En México celebramos la independencia el 15 de septiembre, aunque podríamos argumentar que el grito se dió realmente el 16 y que la fecha responde al capricho de un expresidente, o que al inicio de la lucha Miguel Hidalgo, Josefa Ortiz y sus compañeros conspiracionistas no buscaban una independencia, sino una protesta contra el nuevo mandato francés. Pero para los mexicanos, el 15 es intocable, es nuestra fiesta más mexicana y el día en el que nuestra cultura y herencia surge de entre los escombros de la época prehispánica, las colonias y el México independiente y se nos mete por las venas para empapar nuestro espíritu de orgullo al grito ¡Viva México!
Y qué manera más mexicana de celebrar nuestras raíces que con una fiesta. A nosotros que celebramos cada cumpleaños, cada mes en pareja, cada mudanza, cada victoria, ¿cómo no nos va a encantar hacer una fiesta por sabernos mexicanos?
Y festejarlo es tan nuestro que lo hacemos todos los años, y no solo el 15 de septiembre, sino todo el mes, desde que inicia hasta que acaba, noche mexicana tras noche mexicana, pasamos de chiles en nogada a tostadas, a tacos; de huipil a china poblana y a portar la playera de la selección mexicana; banderas por aquí y por allá, en cada paso un nuevo adorno tricolor…
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Por eso, aunque el día festivo haya pasado, queremos aprovechar para seguir la fiesta, entre mariachi y danza folklórica, para recordar algunas cosas muy mexicanas que nos llenan el corazón y la barriga.
Si de comer mexicano se trata, nada nos representa como los tacos, no importa cuales ni de donde, en todo México existe un taco: hay de pastor, de canasta, de asada, de birria, dorados, tiesos o de cochinita. De hecho hay tantos que la vida no da para probarlos todos, y aún así, hablamos de EL taco, como si hubiera solo uno, y es que ha pasado de ser un mero alimento a ser un símbolo patrio, un campeón entre campeones que, en sus diferentes formas, ha ganado premios internacionales en más de una ocasión y que nos representa siempre, en cualquier parte del mundo.
Debajo del taco, en un lugar más discreto pero casi igual de popular, hallamos la torta. Ahogada, de milanesa, de huevo, de salchicha, guacamaya, guajolota o tecolota, de jamón como la del chavo o incluso la cubana que de eso no tiene nada.
Entre telera, bolillo o birote, los mexicanos hemos descubierto que casi cualquier cosa sabe bien, y es que no es solo cosa de practicidad, porque comer una torta de tamal a mordidas es más fácil que comerlo con tenedor, sino que cada torta es una auténtica delicia.
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Como postre traigamos a la mesa uno de los grandes misterios de la actualidad: ¿de qué viven los camoteros? Esta enigmática figura que existe desde que tenemos memoria y que anuncia su llegada con un silbido que parece sacado de una película de suspenso. Aunque el consumo de camote ha disminuido mucho, hace algunos años, la llegada del carrito que vendía camotes y plátanos era motivo suficiente para tomar las monedas y salir corriendo antes de que se alejara con el viento.
Y aunque tal vez el misterio nunca sea resuelto, lo cierto es que, afortunadamente, esta tradición permanece –pudiendo ser que incluso, sea nuestra tarea protegerla–, pues sí que es mucho más delicioso un camote o un platanito dulce que un producto empaquetado de la tienda de la esquina.
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Con estos tres platillos y muchos otros más, porque la gastronomía mexicana es incomparable y megadiversa, celebramos nuestras raíces, no solo el 15 de septiembre, sino todos los días.
En este sentimiento colectivo de mexicanidad nos acompaña Porfirio ́s, donde no solo se vive el grito como en ningún otro lugar, sino que podemos sentirnos orgullosos de ser mexicanos todos los días del año.
Si se te antojó alguno de los platillos mencionados y quieres probar un auténtico menú mexicano, no te pierdas la oportunidad de visitar Porfirio´s en sus diferentes sucursales. Consulta su página web para más información.
