Por Frida Medina
Entre matices de azules, blancos y negros, se encuentra el Quebracho, lugar rústico-cálido que te invita a tomar asiento en compañía de tus amigos con una vista directa hacia la barra. Actualmente, el restaurante cuenta con diversas sucursales, aún cuando inició como convivencia amistosa de una parrilla casual en mayo del 2004, que más tarde se convirtió en un concepto de restaurante. Lo nombraron así en honor al árbol “quebracho colorado”, flora tradicional del norte de Argentina que se caracteriza por su estable estructura y por el fino sabor que transfiere a las carnes. Sus platillos son exclusivamente a la carta, se impregnan de sabores pronunciados y amaderados, lo que le otorga una idea de parrillada bajo techo.
Sabor a Argentina
La experiencia inició con un coctel aperitivo de bienvenida, un Aperol spritz, que marcó el inicio de la travesía. El primer platillo se hizo presente al mostrar dos emblemáticas empanadas argentinas, una rellena de espinaca con elástico queso gouda y otra de guisado de carne con papa, aceitunas y jitomate. Ello acertó en una mezcla correcta de sabores imponentes en el interior abrigados por una ligera capa crujiente.
Puedes visitar: Cuando los sabores hacen crunch
Continuamos con una entrada estrella, queso provoleta directamente traído de Oaxaca, el cual es horneado en una rueda de hierro, lo que le da la peculiaridad de una perfecta cobertura crujiente que resguarda una lava fundida de deleite, además de estar contrastado con medias lunas de jitomate saladet fresco junto con un toque de aceite de oliva y orégano. Sin duda, es un contraste de texturas que interactúan en tu paladar y que va más allá de una simple costra de queso.
En el siguiente tiempo, nos brindaron una ensalada mediterránea, la cual consistió en una base de corazones de alcachofa en salmuera y cherries frescos que se escondían debajo de un techo de triángulos de parmesano, espolvoreado con queso de cabra, rodajas de aceitunas , finas hierbas, y un ligero toque de aceite de oliva. Es una poesía en boca que invita a despetalizar la carnosa alcachofa para ser combinada con el resto de los ingredientes y sentir como los sabores redondean la experiencia de cada bocado.
Al esperar el siguiente tiempo, nos ofrecieron un vino de Mendoza, Reserva Malbec de Cruz, añada 2020, el cual tenía cualidades astringentes, especiadas y ácidas, de un brillante rojo rubí. El vino nos maridó el plato fuerte: ojo de bife a la parrilla con chiles y cebollitas cambray asadas. Se podía escuchar el chisporroteo de alegría que transfería de la mesa a la boca y por si fuera poco, una guarnición de papas waffle fries relleno de papas soufflé, sobre una capa de papas shoestring. La sencillez de este platillo y guarnición cruzan la línea de lo tradicional.
Para concluir el menú, nos ofrecieron un cálido final entre café orgánico traído de Chiapas y un clásico argentino, su tradicional alfajor de dulce de leche con nuez, de textura untuosa en el interior y crujiente en el exterior. Así la cafeína era un buen complemento, por ello brindaron algunas alternativas tales como latte porteño que tiene dulce de leche, affogato o su inusual carajillo poblano con licor chile ancho reyes, que daba un balance de sabores palpitantes entre picante agradable en la garganta, dulzor del licor 43 y la acidez del café.
Lee también: Sottano, vinos para conocer Argentina
Sin lugar a dudas, el Quebracho brinda una experiencia de parrillas argentinas fusionados con ingredientes mexicanos, sabores que puedes conocer en sus cuatro sucursales en compañía de tus amigos, ideal para un momento especial y casual gracias a su ambientación acogedora.
¿Dónde?
Río Lerma No. 175 local A, Cuauhtémoc; Atlixco No.93, Condesa; Insurgentes Sur No. 1650, Col. Florida; y Hamburgo No. 313, esquina con Burdeos, Juárez
Teléfono: 55 52 08 39 99
IG: @quebrachomx
Fotos por Frida Medina
