Por Rodrigo Contreras

Decir que un platillo nos gusta es fácil, basta con meterlo a la boca, y si el sabor es agradable podemos decir que nos ha gustado, así de sencillo…¿o no?

Los alimentos tienen muchas características que nos ayudan a decidir si un platillo es de nuestro agrado o no. La más común es el sabor, pero este no es suficiente para aceptar el bocado, en esto influyen todos los sentidos.

Bien dice el dicho que de la vista nace el amor; si el platillo se ve mal es más fácil que lo rechacemos, por el contrario, si se ve apetitoso seguramente lo comeremos con más ganas. Lo mismo pasa si huele bien o apesta, si tiene consistencia viscosa o crujiente e incluso si el sonido que produce al morder nos gusta o no.

Hablar del por qué esto sucede es muy complejo y habría que meternos en temas en los que, por lo menos yo, no soy ningún experto. De lo que sí puedo hablar es del placer de sentir y escuchar a la comida, porque si en algo soy experto es en comer.

Es cierto que en gustos se rompen géneros, pero sí podemos afirmar que, a la gran mayoría, nos gusta que la comida cruja. Papas fritas, chicharrón seco, tostadas, galletas… una mordidita y ¡CRUNCH!

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Y es que la crujencia no es solo una sensación agradable, sino que también está relacionada con el estado óptimo de los alimentos, es decir, un chicharrón que no cruje es un chicharrón rancio -a menos que sea porque estaba bañado en salsa, pero esa es otra historia-.

Esto también sucede en los vegetales, sobre todo cuando están crudos. Si una zanahoria o un apio crujen, es un buen indicador de que los productos están frescos y en buen estado.

Una de las cocinas que más aprovecha esto es la de Nōdo, una barra de rollos ubicada en Polanco donde el mayor atractivo son los handmade rolls, deliciosos rollos de arroz y alga hechos a mano y al momento, con el relleno de tu preferencia, desde atún o camarón hasta langosta o rib eye. La recomendación es comerlos en cuanto los recibes y sin añadirles la salsa directamente, para que al morderlos puedas percibir el característico crunch del alga nori fresca.

Pero no todo en Nōdo son rollos crujientes, en este lugar puedes darte un festín de texturas y sabores con sopas, sashimis, nigiris y el imperdible tartar, que puede ser de toro (atún) o de salmón que, acompañado con hojas de arroz crujientes, se convirtió en mi favorito

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Para el postre puedes pedir unos mochis rellenos de helado. O si lo prefieres un taiyaki con helado, que son unos panecillos en forma de pez rellenos de pasta de frijol dulce japonés.

Y por si eso no fuera suficiente, tienen una carta de bebidas muy amplia con cuatro variedades de sake y algunos cócteles que también juegan con las texturas, como el Fuji, que lleva sake, limonada y helado de lima.

No te pierdas la oportunidad de descubrir el placer de escuchar y sentir la comida en Nōdo y cuéntanos tu experiencia en los comentarios.

¿Dónde?

Virgilio 25A, Polanco, Polanco III Secc, Miguel Hidalgo, 11550 Ciudad de México, CDMX

IG: nodo.rest

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