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La sobremesa mexicana

Por Rodrigo Contreras

Uno de nuestros momentos favoritos es la hora de comer, y aunque ciertamente la atención suele estar en la comida frente a nosotros, no podemos negar que aunque el plato se encuentre vacío podemos seguir disfrutando el momento durante mucho tiempo más.

De hecho, la sobremesa mexicana es tan importante que si alguien decide no quedarse nos hace sentir como si algo hubiésemos hecho mal.

Antes, cuando se vivían las costumbres europeas en la época de la colonia, la mesa se ordenaba en torno a la posición social, y la hora de los alimentos era un momento casi ceremonial; pero hace mucho que dejamos de ser así, ahora, casi siempre, cada quien se sienta donde quiera y con quien quiera -aunque todos nos hemos tenido que sentar junto a alguien poco agradable en alguna ocasión- y por lo tanto, el ambiente se vuelve un tanto más amistoso. Aún en los eventos más formales buscamos compartir la mesa con quien pueda ofrecer una buena conversación.

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Y esta conversación, que se puede prolongar durante horas -algunos dicen que los mexicanos pueden sentarse a la mesa en la mañana y no pararse hasta después de medianoche- no es solo para llenar el silencio incómodo que se pueda producir. En la sobremesa se han contado historias, secretos, chismes y chistes, se han planeado revueltas, solucionado problemas y declarado amores, se ha reído, llorado, discutido y perdonado; en fin, la sobremesa es, probablemente, el momento de convivencia más importante, al menos para los mexicanos.

Pero para que una sobremesa valga realmente la pena es prudente invitar a un asistente más: la bebida.

Si después de terminados los alimentos quisiéramos continuar con la conversación, resultaría un poco problemático no tener algo con lo que humedecer nuestros labios, a fin de cuentas, platicar tiene un efecto secante en la boca. Por eso, cada mesa y cada comensal tiene siempre -o casi siempre- un vaso, copa, botella o caballito con la bebida de su preferencia, que servirá como humectante, hidratante, y en muchos casos también para soltar la lengua.

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Stella Artois, en entendimiento de este fenómeno ha lanzado su nueva campaña “Bon appetit” para promover la convivencia informal antes, durante y después de los alimentos en compañía de una de sus cervezas, que no solo están cargadas de historia y tradición, sino que su frescura y sabor resultan ideales para tomarlas -con medida- en cualquier momento del día.

Stella Artois ha portado el mismo logo desde su fundación en el año 1366 y hoy continúa siendo la empresa de mayor venta de cerveza belga en el mundo. Esto se debe a que, a pesar de honrar la historia de la marca, la cervecería no ha dejado de renovarse para ofrecer lo mejor de lo mejor. Por eso ahora nos invitan a compartir con ellos nuestra mesa en busca de una convivencia sana y divertida.

Disfruta tu sobremesa en compañía de Stella, compártelo en las redes con tu familia y amigos y no olvides utilizar el #BonAppetit.

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