Nuestra edición sustentable inició hace cinco años como una enfocada en la alimentación saludable, los siguientes números poco a poco y de manera natural se fueron volcando hacia este mismo tema pero en una visión más global, en algo que incluyera al hombre dentro del bienestar de la tierra y, por ende, todo lo que contiene.

Hoy vemos con satisfacción que hay mucha tela de donde cortar, y aunque aún hay infinidad de cosas por hacer, el tema ha crecido favorablemente y está inmerso como una prioridad en todos los ámbitos de la humanidad y de manera muy palpable en la cocina y los alimentos.

Es en este sentido que desarrollamos nuestro número 45, donde Lidia Parada nos menciona la radical importancia de conservar las plantas de las cuales se desprenden todos lo alimentos del planeta y que Julieta Ponce refuerza al explicar la importancia de sembrar.

De la misma manera presentamos personalidades inspiradoras como: Mari Fujii, con su cocina “zen” que se fundamenta en la milenaria tradición japonesa de unir cuerpo y alma a través de la comida; Dan Barber quien encabeza las listas de los “green chefs” en Estados Unidos y cuya atención se centra en la intersección de la agricultura, el placer y la buena cocina; y Christian Bravo, que comparte sus recetas con las que, en su restaurante Punta del Mar en la ciudad de Mérida, busca crear como él mismo menciona “un círculo virtuoso desde el productor hasta el comensal”.

Damos también foro a la vitivinicultura, uno de los cultivos más sensibles y delicados que existen y que no ha dejado de lado la importancia fundamental de una práctica sostenible. Si bien constatamos en nuestra cata “Eco-vinos de América” que el enfoque de un trabajo orgánico no se refleja en el sabor de estos caldos, sí sabemos que sucede en referencia al cambio climático, motivo que debemos tomar en cuenta y que ocupa a todos los vitivinicultores del mundo.

El fomento de las rutas culinarias mexicanas y del turismo gastronómico es y seguirá siendo una prioridad para Sabor e arte ya que el desarrollo de estos destinos permite el bienestar económico de los poblados y por supuesto de quienes trabajan la tierra con productos locales. En esta ocasión es Chihuahua, con su magnificencia montañosa, la que nos alimenta el espíritu, la vista y el paladar.

Las exigencias cotidianas, el exceso de tareas e información, el tiempo acelerado y la vida de las grandes urbes, pueden desconectarnos de la conciencia y por supuesto del contacto con la naturaleza que alberga en sí misma toda la sabiduría del universo y de todo lo esencial. Es propicio entonces levantar la mirada regularmente al cielo y admirar la perfección del cosmos, salir del concreto y filosofar ante la armonía de los bosques y las praderas, así como entrar en acorde con la sinfonía de los océanos y el esplendor de todas las formas de vida que contiene nuestro planeta.

«… Hay un libro abierto siempre para todos los ojos: la naturaleza.»

                                                               Jean Jacques Rousseau

 

FOTOGRAFÍA Federico de Jesús

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