Solo imagina por un momento que estás sentado en tu taquería favorita. Los aromas de carbón, carne asada, pastor, costilla, chuleta y queso derretido, juguetean a tu alrededor haciéndote salivar con cada plato que se pasea frente a ti. ¿Y de tomar? Como si fuera ley en muchas taquerías se ofrece la clásica trilogía de aguas de sabor que pareciera que alguien promulgó, debíamos maridar con nuestros tan adorados taquitos: horchata, jamaica y tamarindo.

Y es que si algo hacemos bien en México son las aguas frescas, ya sea de fruta de temporada o de algunos productos secos (jamaica, tamarindo), al centro de la mesa al momento de la comida siempre hay una jarra bombacha y bonachona con agua de sabores siempre dispuesta a refrescarnos, gracias a la buena disponibilidad de ingredientes que existen a lo largo de la República. Una de mis favoritas es la de guanábana, la de zapote, la de jamaica (con un toquecito de canela y cardamomo) y por supuesto, la de horchata.

Pero esta bebida favorita de muchos tiene su origen a miles de kilómetros de aquí y no precisamente es en la madre patria, sino que su origen se rastrea un poco más allá del continente europeo.

Y como bien sabemos, muchos de los platillos existentes en México son producto del mestizaje y de una serie de adaptaciones que han ido surgiendo a lo largo del tiempo tras los usos y costumbres de cada lugar. Es por ello que a pesar de que se pida una vaso de horchata, en cada lugar tendrá su sabor específico de acuerdo a los ingredientes que le den lugar.

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Un nombre para todas y todas diferentes

La horchata en la Ciudad de México se hace a partir de arroz y canela, en España se hace a partir de chufa (un tubérculo), en Venezuela se hace con ajonjolí, y hasta aquí dentro de nuestro país hay tantas horchatas como imaginaciones y gustos existen: de avena, de almendra, de melón y hasta de fresa.

Si bien una de las versiones sobre el origen que tiene la bebida apunta a que el nombre de horchata le fue dado por el Rey de la Corona de Aragón, Jaime I, argumentando que luego de que una aldeana le ofreciera la bebida y de indicarle que era leche de chufa, al degustarla el rey dijera en catalán: “‘¡Esto no es leche, esto es oro, chata!”. Del juego de palabras, surgió el término valenciano que esta bebida lleva por nombre (oro: or y chata: xata, “orxata”).

Plantación de chufas en Valencia. Fuente: Ingimage

Esta versión sin embargo, aunque suena romántica y muy graciosa, no es del todo cierta, pues existen registros de que este término tiene sus raíces latinas.

Según la Real Academia Española, el término proviene del latín “hordeāta” que significa ‘hecha con cebada’, que a su vez se deriva de “hordeum” que es ‘cebada’, indicando que quizás la palabra llegó por conducto del mozárabe.

A su vez le define como “Bebida hecha con chufas u otros frutos, machacados, exprimidos y mezclados con agua y azúcar”

De hecho el origen de esta bebida es quizás más cercano a quizás el mismo de donde son originarias la cebada y las chufas, y es que si bien la cebada proviene de Oriente Medio y fue sustento de la civilización egipcia durante mucho tiempo, de la chufa también se han encontrado vestigios en Egipto. Asimismo, manuscritos persas y árabes recopilan una serie de bondades que el consumo de ésta traía para el sistema digestivo y era utilizada no sólo como energizante sino también considerada un alimento diurético.

Vasos con chufas. Imagen de Luis Fernando Talavera en Pixabay

En España fue entonces quizás en donde se le preparó de una manera más similar a la que tiene hoy en día, ya que es en Alboraya, en la comunidad de Valencia en donde se le encuentra tan comúnmente que este sitio es conocido como “la cuna de la horchata o “manantial de horchata”. En esta región es común encontrar negocios llamados «Horchaterías» que se dedican a la venta de esta bebida, mis que acompañan con unos panecillos largos y dulces llamados fatones, que pueden ser esponjosos o también hojaldrados.

En las horchaterías se acompaña a la bebida con fartones, unos panecillos dulces hojaldrados o esponjosos y largos, para introducirse en el vaso de horchata. Fuente Ingimage

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Un abanico de posibilidades

Como antes ya lo mencionaba al igual que muchos productos, preparaciones, costumbres y hasta ideologías bien llegadas en tiempos de la Conquista, esta bebida fue traída al Nuevo Mundo. Sin embargo, la chufa no llegó a América, así que se empezó a preparar con ingredientes tales como el arroz, que también llegó por ese mismo periodo.

En otros países se encuentran versiones diferentes de esta bebida, por ejemplo, en Italia se le conoce como orzata y en Malta se le aromatiza con esencia de almendras amargas. En Francia se prepara a base de cebada y se le denomina orgeat. En Puerto Rico y Venezuela usan ajonjolí como base para su preparación; o bien, en El Salvador se usa la semilla del “árbol del morro” que no es más que el cuatecomate o cuastecomate, tan usado en nuestro país para obtener las jícaras.
Existe incluso el caso de Ecuador, en donde “horchata” se refiere a una preparación de tonalidad rojiza (muy parecida a un agua de jamaica diluida) con alrededor de 65 ingredientes como hierbas medicinales entre las que destacan: cedrón, albahaca, toronjil, hierba luisa, escancel, borraja, cola de caballo, linaza, cadillo, y otras muchas más. Se trata de una infusión refrescante terminada en ocasiones con un poco de jugo de limón que se produce en la región de Loja y le atribuyen diferentes cualidades principalmente diuréticas, antiinflamatorias y digestivas.

En nuestro país la receta de agua de horchata clásica es la de arroz, canela, agua y azúcar, aunque también es común integrar un poco de leche o variantes de ésta, por ejemplo, evaporada y hasta condensada, que se añaden para darle una consistencia más densa. En algunas regiones a la anterior receta, sólo agregan un poco de pulpa de fruta o incluso algún fruto seco molido o picado y con ello obtienen variantes como la horchata de fresas. Otras versiones omiten el uso del arroz y agregan alguna semilla o cereal como almendras, avena o hasta pepitas de melón.

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Tantas versiones han dado lugar a una bebida muy singular según el gusto de quien le prepare. Así que la próxima vez que tomes un vaso de esta deliciosa agua piensa que se trata de una bebida con gran tradición y quizás, hasta la disfrutes un poco más.

Bibliografía:

Valencia Bonita (Sin fecha) El verdadero origen de la horchata, en ValenciaBonita.es. Consultado el 6 de agosto de 2020. Disponible en: https://www.valenciabonita.es/2016/05/18/el-verdadero-origen-de-la-horchata/

Diccionario de la RAE, consulta digital, Agosto 2020.

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