Silver Shadow es un barco pequeño, lo cual permite que se aventure en caminos menos viajados y a puertos pequeños que regalan una mirada más auténtica, más allá de las postales.

 

Comenzó con visión y como todos los mejores sueños de los seres pasionales, culminó en un viaje excitante de innovación e inspiración, romance y pasión, los Silversea son una nueva categoría en cruceros, son seis estrellas y ultra lujo.

Empuje, integridad y compromiso de la familia Lefebvre, dueños de Sitamar Cruises, quienes soñaron y materializaron esta compañía única basada en la excelencia de sus barcos. El nombre Silversea fue elegido porque connota calidad y lujo y captura romance y sensaciones únicas provistas por el mar. Barcos pequeños y de íntima atmósfera con los más altos niveles de servicio personalizado, visitando puertos exóticos y cubriendo los cinco continentes.

Experimentar lo extraordinario en un mundo de elegancia y sofisticación. Descubrir la pasión por la perfección y compromiso con la calidad. Un deseo consumado por agradar y un ambiente relajado y al mismo tiempo chic.

Viajar es el elixir de la vida en Silversea y estoy explorando las posibilidades de un viaje de descubrimiento.

Hay personas para quienes el mar es la conexión con el mundo alrededor de ellos, un puente para entender diferentes culturas y formas de ser, yo soy una de esas personas que disfrutan tanto un buen crucero. Desde la terraza de mi suite disfruto el amanecer en el mar de oriente. Estamos casi llegando a Busan en Corea y siento el suave deslizar del barco abrazando la costa, Silver Shadow es un barco pequeño, lo cual permite que se aventure en caminos menos viajados y a puertos pequeños que regalan una mirada más auténtica, más allá de las postales.

Mi butler personal sonríe y me pide elegir, ¿hoy prefiero la crema de Ferragamo o la de Bulgari? ¿Almohada de plumas de ganso? ¿Vino argentino o el sauvignon de Nueva Zelanda? Las vistas son suntuosas, las amenidades increíbles, pero el servicio es el que crea una experiencia Silversea. Mi ropa lavada y planchada, mi bar repleto de buenos vinos, todos saben nuestros nombres desde el primer día, esos actos intuitivos crean tal bienestar y ganas de nunca irse y claro, con un empleado por huésped, es de esperarse.

Para algunos de nosotros, la gastronomía define el viaje y en el barco el arte culinario, gracias a su herencia italiana, es exquisita.

La primera noche la cena fue en le Champagne by Relais & Chateaux, donde magníficas etiquetas fueron maridadas a la perfección con los seis platillos que degustamos, con el foie gras el delicioso Chateau Rieussec Sauternes Grand Cru de Bordeaux Francia, semillon, sauvignon blanc y muscadelle perfectamente armonizados; el Gran Arzuaga de Valladolid, España, 100% tempranillo, redondo y equilibrado, y el Castello Banfi Summus de la Toscana en Italia, mezcla perfecta de sangiovese cabernet sauvignon y syrah.

En la Terrazza, restaurante perteneciente al movimiento de slow food, maridamos la pasta con salsa de ragu de pato con el magnífico vino Angelo Gaja Sperss, Langhe, Piedmont italia, este ejemplar 100% nebiolo, seductor y untuoso.

En el Grill, contemplando la puesta de sol, disfrutamos de los mariscos y carnes calentados en la piedra volcánica y los regamos con el Purple Angel de Montes, de Colchagua Valley en Chile, este carmenere y petit verdot de personalidad fuerte, carácter y encanto, al igual que su hacedor, el talentoso Aurelio Montes, combinaba y realzaba las cualidades de la comida.

En el restaurante, entre velas, porcelana y candelabros disfrutamos la langosta al thermidor que maridamos con Antinori Cervaro della sala de Umbria Italia, un 100% chardonnay, aterciopelado y suave.

En el casino, probando mi suerte en el poker me deleité con el Louis Roeder de Reims Champagne, esta mezcla elegante de chardonnay y pinot noir avivó la noche de juego. Cursos, conferencias, pláticas y juegos, en este ambiente donde la vida pasa lentamente y disfruto cada instante.

Viajo gran parte del año y siempre busco entender mejor las tierras que visito, apreciar los paisajes y entender la herencia y cultura de la gente, su cocina, costumbres y tradiciones, haciendo inmersión total en el ambiente cultural del destino. Comida, vino y música… paisajes, murmullo de las olas y puestas de sol, ver la luna desde mi terraza en Silver Shadow, copa de burbujas en mano y paz en el alma.

 

Escrito por: Deby Beard

dbeard@saborearte.com.mx

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