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Xian, alimentos para el cuerpo y alma

Angel Venegas
Angel Venegas
Gastrónomo y periodista gastronómico apasionado por la fotografía, historia y comida. Mantiene conexión con la cocina para preservar su sazón y comparte su pasión con otros. Dispuesto a ofrecer datos curiosos, referencias históricas y rarezas de la vida.

En materia de salud, la alimentación juega un papel fundamental, sin embargo, esto no sólo repercute en lo físico, también en lo energético y emocional. A lo largo de los años seguramente hemos hecho pruebas de personalidad o inteligencias múltiples, con el fin de conocernos mejor y entender el cómo vemos el mundo. Pues algo similar sucede en Xian, el nuevo spot gastronómico del hotel El Santuario, en Valle de Bravo.

En sí todo el concepto del lugar gira en torno al precepto de ser un “hospital de almas”, donde aprovechan su posición geográfica, sobre una montaña de cuarzo, para ayudar a la salud energética de sus visitantes. Y la alimentación no podía quedar en segundo plano, es ahí donde entra el chef Víctor Albarrán, autor intelectual, junto a expertos en nutrición, de la experiencia que hoy nos atañe.

De introspección y autoconocimiento

Antes de hablar de los platillos y su imponente vista y gran sabor, la composición del menú se divide en siete categorías, que representan las diferentes energías del cuerpo. A su vez cada una de estas energías cuenta con una glándula maestra, la cuál se puede tanto estimular, como relajar para alcanzar un equilibrio. 

Lo primero que nos tocó hacer, fue un ejercicio de introspección, para determinar cuál de las siete energías: solitario, sensitivo, agudo, estructurado, energético, expansivo o carismático, domina en nosotros, para así enfocar el menú a las necesidades de cada uno. Aunque en esta ocasión por motivos de conocer el concepto, probamos de todo un poco.

Como ya lo mencioné, cada categoría tiene una glándula primaria y por ende una serie de alimentos que le benefician. Como nos explicó el chef Víctor, este concepto ha sido trabajado a lo largo de varios años para contar con fundamentos filosóficos, psicológicos y de nutrición.

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Conociendo a profundidad el menú

Pero sin más dilación hablemos de la comida, que cabe mencionar que todos los ingredientes son de producción local. Pues además de ayudar a los comensales, también se busca impulsar a los productores de la comunidad de Valle de Bravo.

Abrimos la experiencia con unas Sarmas, hojas de parra rellenas de arroz salvaje y un mix de hongos, acompañadas con aceite de perejil y diente de León. Un plato que destaca por su juego con la acidez y amargor, pero que se balancea perfectamente con el arroz. Una de las opciones para los solitarios y que estimula al páncreas.

Como segundo tiempo hizo aparición un tazón de Udon Venusiano, con consomé de flores y miso, tempura de berenjena y hongos de temporada. Un clásico de la cocina japonesa, reinventado en tierras mexicanas, con una sutileza de sabores que te permite disfrutar de cada elemento por separado. Indicado para los sensitivos y estimulante de la paratiroides.

Seguimos con otra bomba de frescura ácida, aterrizada con el umami de los hongos y el arroz, el tercer tiempo fue un Yakimeshi perlado. Recomendado para los agudos y con beneficios para la tiroides.

Como cuarto tiempo se jugó con dos opciones para los estructurados, agudizando a la glándula pituitaria anterior. Los platos fueron una Crema de zanahoria orgánica y un Shawarma de setas rosadas, en mi caso seleccioné la crema. La textura tersa, pero con buen cuerpo del plato me sorprendió, además de destacar la hierba limón y la tintura de valeriana que la complementa.

Posteriormente probamos una Aguachile de palmitos con aceite negro y tostadas herbales, un clásico de toda la vida. Opción para los energéticos y con propiedades buenas para las suprarrenales.

Por último, cerramos la comida con un postre que en su nombre lleva su descripción visual, Maceta, un juego de chocolate, pistache y té Pu-Erh que me sorprendió, ya que no soy tan postrero. Además de ser para la energía que predomina en mí, la expansiva, con beneficios para la pituitaria posterior.

Reflexionando en la sobremesa

Tras esta comida uno puede hacer un ejercicio de reflexión y analizar qué platillo es el que más le agradó y tendencialmente va a ser el de la energía de cada uno. Una experiencia que vale la pena conocer, ya sea por curiosidad o para aprender una nueva forma de cuidar el cuerpo.

Si deseas conocer más de esta propuesta, Xian se encuentra dentro del hotel El Santuario, en Valle de Bravo. Un espacio dedicado a la salud espiritual y que se considera como un “hospital de almas”.

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