fbpx

Il Diavoletto, italiano divertido

Julieta Cruz
Julieta Cruz
Gastrónoma y doctorante en Comunicación con especialización en vinos por la EMS. Investigadora en periodismo enológico y gastronómico en Ciudad de México, basada en teoría bourdiana, con fundamentos en Sociología y estudios de periodismo. Disfruta entrevistar y difundir la valiosa labor de quienes hacen posible nuestra gastronomía, única y viva en cada ingrediente, sabor y experiencia a la mesa.

Quienes viven al sur de la Ciudad de México, coincidirán conmigo en que siempre andamos en búsqueda de restaurantes que, uno, no nos queden a más de 20 minutos de desplazamiento y, dos, que sean una opción confortable a la que podamos recurrir en repetidas ocasiones.

Teniendo esto en mente, hace poco nos encontramos con una nueva apertura muy cerca del corazón de San Ángel, sobre Avenida Revolución que creemos, cumple con lo esperado. Il Diavoletto es un pequeño local que se localiza en la planta alta de una casona a unos pasos de Altavista. La cocina está dirigida por el chef Miguel Velázquez, uno de los últimos discípulos del chef Olivier Lombard, a quien además consideró como su principal mentor, tanto así, que el restaurante es un homenaje al propio Lombard. De hecho, este concepto toma su nombre de una frase que entre los cocineros de “L’Olivier” decían cuando Lombard arribaba: “Ahí viene el diablo”; el chef además nos cuenta: “Queremos que la gente sepa que aquí hay un diablo más seductor, más divertido, más jovial, por eso el nombre. Es un homenaje a él y una meta para mí”.

Luego de veinte años en los que el chef adquirió experiencia de otros restaurantes, hoy se decide por abrir este concepto que originalmente se ubicó en la colonia Condesa pero que, por su buena recepción y su gran éxito, requirió un recinto más amplio.

El concepto de este lugar es italiano no tradicional, quizás más apegado a una variación que responde más al estilo de un italiano neoyorkino, que además incorpora un club de vinos a cargo de Araceli Velázquez, curadora de vinos boutique. El menú de alimentos es sucinto y ofrece sabores caseros en una presentación precisa. Respecto a su carta de vinos se pueden encontrar algunas etiquetas raras, añadas únicas y se denota el énfasis en vino mexicano, con lo que se ofrecen catas y diversas experiencias. 

Sigue con: Los sabores de Italia en el cine

Lo que probamos

Aquí se pueden encontrar desde bruschettas hasta pastas artesanales en un tono muy relajado. El salón está dividido en dos espacios: un acogedor salón interior así como una cómoda terraza que invita a pasar distintos momentos del día. 

Si bien ofrecen desde desayuno, comida y cena, nosotros les visitamos en la comida aunque luego volveremos muy temprano para disfrutar de una frittata con salchicha italiana o un goloso pan francés. 

Para abrir apetito nos pedimos un “Il Diavoletto Martini” un coctel hecho con jugo de arándano, mezcal, licor de chile ancho, piña y agua mineral. Al centro nos reciben con una focaccia de cebolla y un bollo de camote. Para comenzar nos pedimos unas bruschettas: una de higo, pera, parmesano y miel; y una más de mix de tomates cherry rostizados, aceitunas negras  y queso de cabra.

Luego continuamos con una crema de quesos (brie y parmesano) con uvas y nueces. Una sopa con mucha personalidad y cuerpo pero gran elegancia. 

Para este momento también elegimos un vino blanco para maridar nuestros platos: Venere de la bodega Casata Mergè, de la región de Lazio, una Indicación Geográfica Protegida, un fermentado agradable de color amarillo pajizo profundo, brillante que destaca por su bouquet floral, con algo de azahares y un gusto fresco, con buena estructura y equilibrio. 

Como no podíamos irnos sin probar una pasta artesanal nos decidimos por una ligera y esta fue el pappardelle en salsa teléfono (pomodoro con crema), una salsa muy delicada que incluso se antoja para probar en diferentes pastas. 

Luego pasamos al fuerte y nos deleitamos con un risotto al pesto genovés con camarones, una completa delicia que además estaba en su punto  y podríamos repetir cada vez que los visitemos. También hay pizzas, ensaladas, tártaras y otros cortes así como aves, pescados y mariscos. 

Aunque ya habíamos comido bastante, se nos antojó muchísimo un café y la mejor forma de beberlo fue en una versión particular: un affogato con straciatella. El postre arribó también con un tiramoncello de pistache, una versión del clásico tiramisú pero con el clásico licor capresi, que da notas dulces pero cítricas y fue el perfecto cierre de una fresca tarde. 

Es importante señalar que el chef Miguel escogió a proveedores y productores que además de buenas prácticas, demostraran ser parte de una cadena de comercio justo. En sus propias palabras: “Entre mejor producto tenga, más creativos podemos ser en la cocina”. No te pierdas la oportunidad de conocer la cocina de Il Diavoletto y cuéntanos qué te pareció.

Lee también: Lo que no sabías de la cocina italiana

¿Dónde?

Av. Revolución 1547, PA, Col. San Ángel. 

Facebook: Il Diavoletto Restaurant & Wine Club

Instagram: ildiavolettoincucina

www.ildiavoletto.com

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te podría interesar