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Los sabores de Italia en el cine

Angel Venegas
Angel Venegas
Gastrónomo y periodista gastronómico apasionado por la fotografía, historia y comida. Mantiene conexión con la cocina para preservar su sazón y comparte su pasión con otros. Dispuesto a ofrecer datos curiosos, referencias históricas y rarezas de la vida.

El 17 de enero es un día que se torna tricolor y sabe a pomodoro, la cocina italiana celebra su día y en Saborearte nos unimos al festejo. Aunque no lo haremos desde una mesa o cocina, sino desde la pantalla grande, así es, nuestro protagonista es la comida italiana en el cine.

Para el italiano la comida no es una necesidad, es una forma de vida, las decisiones más importantes se toman acompañadas de algún alimento, ya sea desde el romance más profundo, hasta el homicidio más frío. El ojo mecánico de muchos directores ha capturado estas escenas, de las cuales mencionaremos algunas de nuestras favoritas, por lo que sin más dilación, luces, cámara… ¡acción!

Un clásico a la mesa

Empezamos las menciones con un clásico de clásicos, El Padrino (1972) de Francis Ford Coppola, una película que todo amante del cine ha visto al menos una vez. El secreto que en ella encontramos es el de la salsa de tomate con carne de Clemenza, receta que le enseña al joven Michael Corleone y que nosotros, los espectadores, necesitamos recrear.

Las instrucciones son simples: empiezas con aceite de buena calidad y fríes un ajo, luego bastante salsa de tomate, salchichas y albóndigas, un poco de vino y el secreto es azúcar, para bajar la acidez del tomate. Por desgracia las cantidades son un misterio, pero ¿qué tiene de divertido cocinar sin un poco de experimentación?

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Comiendo con unos buenos muchachos

Siguiendo la línea de la salsa con carne pasamos a la obra de Martin Scorsese, donde la prisión no es impedimento para no disfrutar de la buena comida. Goodfellas (1990)  trae consigo una de las imágenes gastronómicas más recordadas del cine, un close up a unas manos que quirúrgicamente filetean ajo con una hoja de afeitar.

El lente se abre y nos permite observar la totalidad de la cocina improvisada, tres capos de la mafia unidos para conseguir su banquete enjaulado. Salsa con carne, y tal vez demasiada cebolla, jugosos filetes, preparados en una diminuta sartén, así como un botín de salami, prosciutto, pan, queso y vino.

Sin cambiar de película, pero recuperando la libertad, tenemos el dato curioso de la historia, el momento en el que Robert De Niro, Ray Liotta  y Joe Pesci se encuentran con la mamma del protagonista. La señora que interpreta ese personaje era la madre de Scorsese, quien al encontrarse muy nerviosa decidió prepararles un poco de pasta, dando a luz la icónica escena en la que De Niro le revela al mundo las habilidades de la cocinera, con un sincero y profundo “delizioso”.

Un poco de vino antes de pintar la casa

En fin, otro elemento que es de suma importancia en la gastronomía italiana es el vino, lo cual nos lleva a El irlandés, también de Martin Scorsese y repitiendo parte de la fórmula de Goodfellas en cuanto a elenco. Para dicho filme el vino fue rastreado con gran detalle, pues se debía cumplir con el rigor histórico que caracteriza al director.

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En el guion se especifica que la botella que consumen es un Castello di Gabbiano Chianti Classico” cosechas 48, 55 y 62. Para regresar a la vida a este vino se buscaron botellas que asemejaran las características originales y se diseñaron etiquetas inspiradas en las de la época.

Un aspecto más a recalcar es el hecho de remojar el pan en vino, tradición muy italiana cuyo origen a ciencia cierta se desconoce, pero que se puede atribuir a los griegos. El vino de la antigüedad era mucho más fuerte que el moderno, por lo que era consumido con pan, al menos en las mañanas, para ocultar los efectos de la embriaguez.

El amor se encuentra en la cocina

Pero no todas son historias de mafiosos y criminales, también encontramos el poder de la cocina para encontrar el amor, así llegamos a nuestra última mención, Bella Martha (2002) de Sandra Nettelbeck. La trama nos relata las peripecias de una apasionada cocinera y un extrovertido italiano, quien le mostrará el lado más sensible de un restaurante. 

Una de nuestras escenas predilectas es al inicio del filme, el cual desde sus tomas detalladas de la cocina (pelando papas, cortando vegetales, poniendo la mesa o haciendo pasta) nos invita a quedarnos a ver el resto. Pero el toque italiano que nos antoja es más sencillo de lo que parece. Cuando Mario hace comer a la terca Lina con un spaguetti en salsa de tomate espolvoreado con parmigiano y un toque de albahaca o basilico, como él le llama. El tema de Via con me de Paolo Conte nos hace sentir el espíritu italiano desde dentro.

Si no fuera por el hecho que todo debe terminar, las historias y reflejos culinarios que el cine italiano nos muestra, transformarían esta nota en un texto infinito. Aunque el espacio se termina, el día sigue, así que los invito a disfrutar un poco de los sabores de Italia y compartir con nosotros ¿qué otros momentos culinarios, en el cine, los han marcado?

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