Ya sea en vaso o directo de la botella, una buena cerveza te ayuda a sobrellevar el hastío de la vida capitalina. Aunque si bien esta bebida se disfruta por sí sola, acompañarla con un buen maridaje la hace aún más placentera.
Pero no cualquier “cheve” funciona para tal labor, debe haber pasado por procesos correctos de elaboración. Las artesanales son la opción, no solo por el apoyo que brindamos a los productores nacionales, sino por los sabores que podemos encontrar en ellas.
TAL VEZ TE INTERESE: BALADIN, CERVEZAS ULTRA-PREMIUM ITALIANAS CON PRESENCIA EN MÉXICO
Con esta visión llega Wendlant Sessions y la propuesta del chef Ian García, quien retomando las ideas de su homólogo, Miguel Ángel Guerrero, padre de la cocina BajaMed, nos presenta un menú que representa los sabores de Ensenada, Baja California.
En esta tierra del norte nace Wendlandt, una cervecera nacional que en los últimos años ha sido punta de lanza en la región y de manera paulatina en el resto del país, reeducando el paladar cervecero nacional, que se encuentra atrofiado por los malos procesos de los productos industrializados -o al menos eso es lo que dicen ellos-.
El menú que utilizan como su carta de presentación constó de cinco platillos; abrimos paladar con unas papas trufadas, donde el queso Real de Castillo, aceite de trufa, alioli al pesto y ketchup casera, armonizaban la fritura perfecta del noble tubérculo.
El festín continuó con un binomio de tostadas, una de tiradito y la otra con tartar, siendo el jurel el protagonista de ambas preparaciones. Los ingredientes eran los mismos, solo cambiaba la presentación: mientras que en el tiradito el pescado se encontraba en láminas y el aguacate en puré, el tartar los integraba en cubos; el resto del arreglo constaba de jengibre, chile serrano, cebolla morada, jugo de limón, cilantro, salsa de soya y aceite de oliva.
NO TE LO PIERDAS: CERVEZA Y VINO: DOS FERMENTADOS QUE HAN PROTAGONIZADO LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD
El cierre llegó de la mano de un choque de dos mundos, por un lado el representante de la influencia estadounidense que tiene la región, un slider de costilla braseada: pan de papa, relleno de carne de cerdo tan suave que se deshacía en la boca, acompañado de hongos salteados y arúgula fresca. Desde la esquina oriente hacía su aparición un taco coreano, donde el cerdo confitado en salsa agridulce se amalgamaba con el kimchi, cebolla morada encurtida, pepino y cilantro. Todo en un steam bun (tipo de pan al vapor que se utiliza para rellenar) dando ligereza a la preparación.
Pasando a las cervezas, la gama que nos ofrecieron abarcaba todo el espectro de la cerveza, desde las rubias llenas de frescura, hasta las obscuras como la noche, cargadas de notas tostadas y un formidable cuerpo. Pero lo más importante, es la historia que nos cuentan al mezclarlas con la comida, ya que todas se emparejaban con la diversidad de platillos.
Si se busca una anécdota fresca y fácil de pasar, la recomendación es “Veraniega”, un experimento que decidieron catalogar como mexican ale, una güera de personalidad delicada y notas de fermentación que recuerdan una hogaza de pan recién horneada.
Para los gustos más experimentados y que hacen honor a la frase: “ni rubia, ni negra, sino morena como las de mi tierra”, la selección la encabeza “Humpy Humpy”, también conocida como la cerveza del conejito cholo, ya que podemos encontrar ese personaje en la etiqueta.
Aunque si lo tuyo son las ligas mayores, “Foca parlante” es para ti, obscura como la noche y con notas de café hace que con dos o tres veas a las focas hablar -o eso es lo que dicen los aventureros que han pasado de una-.
Estas son tres de las diversas etiquetas que Wendlant nos ofrece, el resto les toca a ustedes descubrirlas, no solo para calmar el calor de la tarde sino disfrutar de excelentes productos mexicanos, hechos con pasión y la mejor de las intenciones deleitando a quienes las prueban.
