Los fogones en México están de luto. Diana Kennedy falleció a sus 99 años en su hogar situado en Zitácuaro, Michoacán. Aún en su ausencia deja un importante acervo de conocimiento, una profunda pasión por la gastronomía mexicana y una convicción férrea por conservarla y difundirla. 

Diana, de origen británico, se enamoró de nuestro país y lo hizo suyo a través de la cocina, de entender a las comunidades, de valorar nuestros ingredientes, técnicas y rituales. Con su auto emprendió camino infinitas veces hacia las raíces de nuestra cultura culinaria, escribió libros como Las cocinas de México (1991), El arte de la cocina mexicana (1993), Una Odisea Culinaria (2001), Lo esencial de las cocinas mexicanas (2003), Recetas del alma (2006), entre muchos otros que dieron a conocer la verdadera cocina mexicana en el extranjero. A pesar de la importancia de sus obras nunca se consideró a sí misma como una escritora, sino como una testigo que documentó sus vivencias a lo largo del territorio mexicano en sus numerosos viajes autofinanciados donde retrataría experiencias de múltiples cocineros tradicionales, recetas, registro de distintas especies endémicas y tradiciones culinarias. Al cuestionarle en Mesaamérica 2012 sobre la evolución de la cocina mexicana la misma Diana mencionaba: «No puedo adivinar, pero espero que en mis libros pueda dejar una semilla, tenemos que respetar las cocinas regionales porque son las fundaciones de nuestra cocina».

Conoce más de Diana en esta entrevista exclusiva: Mesaamérica: de nuestras mesas al mundo

El valor de Diana se arraiga en nuestro país donde, sin perder oportunidad, transmitió el valor de nuestra gastronomía e inspiró incansablemente a las nuevas generaciones a valorar, honrar y apostar por México. 

Cuando le fue entregado el Molcajete de Plata, para el  2013 Diana comentaba con suma emoción: “Qué maravilla para una persona como yo, que a mis 90 años he pasado 57 en México; llegué a este país no con un esposo sino en un barco holandés mercante con 500 dólares y una promesa de matrimonio…”.   En ese entonces José Carral, quien ocupaba el cargo como Presidente del Consejo de Administración del Club de Industriales la describía como “la inglesa más mexicana” y es que tras 45 años dedicados a investigar, viajar, conocer y escribir sobre cocina mexicana, se convirtió en una de las mujeres más queridas y reconocidas en el ámbito gastronómico. Este premio fue uno de los muchos que recibió a lo largo de su carrera con el objetivo de honrar su trabajo, respeto, persistencia y amor hacia la cocina tradicional mexicana.

Gracias Diana por amar a nuestro país, por confiar en él, por dar a conocer una de sus mayores virtudes y por sembrar en muchos el amor a la gran cocina mexicana. 

Descansa en paz.

Lee después: Diana Kennedy recibe El Molcajete de Plata

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