Los ves de cerca, reposando sobre su abrigadora hoja de maíz seco; en el interior, una generosa porción de masa que te hace suspirar con el aroma que emana de ellos; escuchas levemente el crujir de la hoja al abrirlo; percibes el olor de la manteca e identificas el relleno de pollo con salsa verde de inmediato; tomas el primer pedazo y sientes la sutileza y suavidad que posee. Ahora se posa en tu paladar la explosión de sabor, la que te transporta con tu mamá, tu tía, o esa persona querida que te invitó a probar por primera vez esta maravillosa creación… los tamales.
La tradición dice que cada año, el día seis de enero se partirá la rosca de reyes, y que a los menos afortunados les saldrá en sus respectivos pedazos una figurilla que representa al niño Dios. Aquellos serán los encargados de la tamaliza para el famoso Día de la Candelaria. Los desdichados se llevan la lotería al mismo tiempo, pues bien se dice, «el que parte y reparte se lleva la mejor parte»…
El Día de la Candelaria es una celebración de dos mundos completamente distintos, la tradición cristiana y el México prehispánico. Sahagún escribió por el año 1558 sobre la costumbre de los pueblos indígenas en la que cada 12 de febrero se celebraría el nacimiento del Sol, así como las fiestas y cultos a los dioses Tlaloques, en específico a Quetzalcóatl; sin embargo, dos años después de su publicación, el calendario Juliano, que regía el mundo occidental hasta ese momento, habría de cambiar por el Gregoriano, provocando una pérdida de diez días, quedando el festejo oficialmente el día 2 de febrero.
Ese día, las distintas clases sociales compartían la tradición de venerar con una serie de ceremonias a sus dioses. Se ofrecían alimentos, se oraba, se quemaba copal y se realizaban sacrificios humanos; así mismo, los antiguos sacerdotes mexicas realizaban rigurosos ayunos, en los que su alimentación se basaba en tamales cocidos de maíz, frijoles, sin sal y agua simple.
Una lectura contenida en el Libro del Consejo, o Popol-Vuh, llamada “La creación del hombre con maíz”, relata la junta que tuvieron los poderosos del cielo para designar que a la carne del hombre entrarían mazorcas amarillas y blancas, razón por la cual afirmaron: «La sangre del hombre es el maíz». Los españoles tuvieron su primer contacto con las mazorcas a su paso por Haití, aunque su aproximación a este alimento fue reveladora hasta su llegada a tierras de Quetzalcóatl.
Por otra parte, en España, la tradición cristiana celebraba el 2 de febrero el «Día de la purificación de la Virgen María» y presentación del niño Dios ante el pueblo de Jerusalén. Aquel día coincidió con la aparición del anciano Simeón en ese mismo templo, él había llevado a bendecir sus candelas (velas hecha con parafina pura), aunque dejando de lado su tarea principal y movido por el Espíritu Santo, tomó en brazos a Jesús bendiciéndolo como la luz que iluminaría a los gentiles.
Como narra el chef Omar Calvo, la evangelización logró una unión entre ambas culturas, la hoja del tamal ejemplifica la forma de una vela, misma que representa el calor, la candela que llevaba Simeón en aquel templo en Jerusalén y a la virgen de la Candelaria. Las de ollas de barro (comitalli) dentro de las cuales se cocían los tamales representan la fertilidad, pues asemejan la matriz debido a su forma esférica, al mismo tiempo que el símbolo masculino es el fuego.
El Día de la Candelaria empezó como un culto religioso convirtiéndose en una auténtica tradición en la cultura mexicana, misma que sigue en constante evolución, un ejemplo de la maleabilidad de esta tradición es la «Feria del tamal vegano» que lleva 4 años exponiendo una variedad innovadora y llamativa de originales tamales sin un solo ingrediente de origen animal, no te quedes sin visitarla, ya que además de sus intrépidos sabores, también podrás encontrar diversos quesos, dulces, jabones, atoles, mezcal y cacao, todos 100% veganos; año con año su ubicación era por el Monumento a la Madre, aunque ahora debido a situaciones ajenas a la feria, estarán los días 1 y 2 de febrero de 2018, en Insurgentes 123, Colonia San Rafael.
Fuentes de consulta:
- ¿Por qué comemos tamales el Día de la Candelaria?.
«http://m.milenio.com/cultura/por_que_se_comen_tamales-dia_de_la_candelaria-
2_de_febrero-milenio- noticias_0_895110807.html». Milenio Digital. 2017. - Jurado, María y Yee Salas, Aurora. “Tradiciones mexicanas: tamales en el día de la candelaria”, Claustronomía. Revista gastronómica digital, Universidad del Claustro de Sor Juana, Ciudad de México, 2017, «http://www.claustronomia.mx».
- Victoria Martínez Enriquez. “El verdadero significado del tamal del día de La Candelaria" «http://www.cronica.com.mx/notas/2005/164237.html». La Crónica de Hoy, 2005.
- Flores y Escalante, Jesús. “Nuestro mero mole. Breve historia de la cocina mexicana». Editorial Debolsillo, 2003.
- Monroy de Sada, Paulina y Martínez de Flores, Graciela . “Introducción a la historia de la
gastronomía”. Editorial Limusa. 2010. - Brillat Savarin, Jean Anthelme. “Fisiología del gusto». Aguilar, S.A. de ediciones. 1987.
- Miralles, Juan. “Hernán Cortés, Inventor de México.Volumen I.”. Ediciones Folio, S.A. 2004.
Texto y fotografías: Arlette Ríos
