Nos invitaron a celebrar el tercer aniversario de este lugar tan ecléctico como estrafalario: Hotel Casa Awolly. Un bar que empezó con mucho esoterismo y ahora brinda una barra estrambótica y un ambiente muy pintoresco.
La noche prometía mucho y no decepcionaron a sus invitados: elaboraron un programa donde realizamos un recorrido por los tres pisos y habitaciones de la casa, mismos en donde nos brindaron coctelería y gastronomía creada por un grupo diverso de chefs y mixólogos. Personajes como Ody Cruz de Xaman y la chef Josefina Santacruz, experta en especias, estaban presentes y nos regalaron una noche llena de magia, música y delicia.
No es un speakeasy sin embargo, es un poco difícil de ubicar si nunca has ido ya que no tiene ningún letrero brillante ni señalización que indique que estás en el lugar correcto, es más, la fachada del edificio no sobresale de las demás pues revela una hermosa casa tradicional porfiriana que combina con toda la cuadra.
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Si te asomas un poquito en el número 57 te podrás dar cuenta del diseño interior y sabrás que ahí es Awolly. Ha sido un concepto reconocido por sacar el mejor provecho de su decoración interior, ofrece un goce visual excepcional que no deja de sorprender en cada cuarto, tanto innovador como elegante y chic, pues tienen desde piezas exclusivas de Maison Lacroix hasta antigüedades.
Planta baja: Restaurante
Al entrar nos empaparon de luces y colores que contagian el buen ambiente de inmediato. La primera parada era la cocina donde el chef de la casa, Irak Roaro, nos preparó un bocadillo inspirado en texturas y algo de surf & turf. ¡Nos en-can-tó! Se trataba de un chicharrón de res crocante y un topping ligero de tartar de almeja con atún acompañado de un velo y una vinagreta (ambas) de gin & tonic; la danza de texturas fue lograda, el chicharrón crujiente se intercalaba con la suavidad de los mariscos y la vinagreta le agregaba un twist refrescante y diferente. Lo maridamos con el mezcal Vida de San Luis del Río, un espadín joven que con su aroma tostado y notas frutales resaltaba los sabores en el paladar, un agradable y largo final para un comienzo increíble.
Cruzando el salón, avistamos el siguiente cuarto: una especie de biblioteca completamente azul que aludía a los tonos del mar caribeño. Ahí el chef Luis Valle de Don Vergas Mariscos nos ofrecía un coctel al estilo “vuelve a la vida”, de tocho morocho: callo de hacha, pulpo, jaiba, cebollita, pepino… y todo súper fresco, te recomendaban pedir una cerveza fría para añadirla al menjurje, lo cual resultaba en un viaje directo a la playa. Mientras degustamos el coctel, escuchamos una banda de groove llamada Da Groove Within, un trío que amenizaba la noche con melodías de piano y sax.
1° piso: The rooms
Subimos las escaleras, en un cuarto blanco con líneas negras o Gili Room, nos encontramos con una chef a la que admiramos bastante: Josefina Santacruz. Experta en el uso de especias y por lo mismo, en diversas cocinas orientales, brindó un pani puri, una merienda india que consiste en un pasabocas hecho de sémola de trigo relleno de garbanzos, cebolla morada y jitomate, acompañado de salsas de pimiento y yogurt así como un delicioso chutney de hierbabuena y cilantro. ¡Un bocado de gollería pura!
Seguimos el itinerario y entramos a lo que fue nuestra habitación consentida, la de las ananas: Malawi Room. Un cuarto con luces verdes y techo de luz con piñas doradas colgaban de la pared, nos hicieron sentir que vivíamos en una piña en el fondo del mar. Aquí probamos un sandwich tan sencillo como prodigioso. Se trataba de un grilled cheese sandwich con langosta y trufa negra… No hay más que decir, sólo que nos comimos unos diez de estos pequeños bocadillos de amor.
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Rooftop: ¡a bailar!
Subimos al último piso: terraza, espejos, luces, una barra infinita al fondo y una tornamesa se combinaron para ofrecer el lugar ideal para ir con amigas a una noche de house. En esta última parada la chef Cecilia González de Taquería Josefa nos deleitó con un volcán de filete de res donde apreciamos el ahumado de la carne con la textura del aguacate y una salsa macha con cacahuate.
En la barra la buena mixología estaba en vigor con representantes de Hanky Panky y Xaman, quienes nos hechizaron con tragos innovadores. Primero probamos uno que no era un brebaje líquido sino… ¡un helado! Sí, un trago hecho helado por Sweet Monster que consistía de mezcal, pulque, betabel, Chartreuse verde y sal de habanero. Nos dejaron fascinados porque ¿a quién no le gusta comer helado? –y si es con mezcal y pulque, ¡mejor!–. La barra de Hanky Panky ofreció algo especial inspirado en un destilado mexicano: el sotol que, además llevaba champagne y toronja, una bebida para curiosos. Cerramos la noche con Salomé de los mixólogos de Xaman. Esta poción era una verdadera exquisitez que evocaba y rendía tributo al brebaje precolombino de cacao. Consistía en una mezcla de mezcal, miel de agave, cacao y ruda. La hierba aportaba un gran aroma en cada sorbo, el cacao estaba presente y la miel de agave lo hacía inmejorable. La buena música no paró, Miss Mara comenzó a calentar los pies y acabó con un set por Esquivel. Fue una noche llena de sorpresas y extravagancias, estimularon todos nuestros sentidos y crearon una experiencia inigualable.
En el corazón de la colonia Roma se ubica este gran venue donde te aseguramos tendrás una aventura sensorial completa. No dejes de ir y prueba su cocina a cargo de Irak Roaro donde la carta gira en torno a productos locales y de temporada, con juegos de texturas en una constante transformación; y por su parte Ramón Tovar, quien ha creado una mixología esotérica basándose en ingredientes naturales y remedios de la tierra. ¡El cielo de tu boca te lo agradecerá!
¿Dónde?
Sinaloa 57, Roma Norte, 06700 Ciudad de México, CDMX
Reservaciones: 55 5086 2820
FB: Hotel Casa Awolly IG: hotelcasaawolly
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Fotografías por Danniela Juárez
