Por: María de los Ángeles Elizalde

Estudio Millesime fue el lugar idóneo para que Ron Matusalem diera rienda suelta a un viaje sensorial a través de sus bebidas espirituosas. Notas de barrica, frutos, chocolate, vainilla y especias fueron los componentes principales de esta aventura en la que los premiums de Matusalem se cataron y maridaron con los platillos de Oscar Portal, chef de Millesime.

 

1872 fue el año que vio nacer en Cuba al ron que nos ocupa, al mezclar la tradición del caribe con el método de elaboración y añejamiento de las bodegas jerezanas se logró una creación única que se ha mantenido oculta por generaciones. Después de los cambios políticos acontecidos en Cuba, Matusalem resguardó su secreto en República Dominicana, donde encontró que el sol, clima, la abundancia y calidad de la caña de azúcar eran muy parecidos a las que tenían en su tierra natal. Así, éste ron, que tiene como base la fermentación de la melaza de la caña de azúcar, ha logrado el ron Gran Reserva 15 años, 18 años y su máximo exponente, Gran Reserva 23 años, los cuales mostraron todo su esplendor en la cata-maridaje.

 

Iniciamos este viaje sensorial a través de una serie de ejercicios que nos deja claro que el olfato es primordial para saber qué estamos comiendo: ante nosotros tenemos un pequeño frasco con un polvo color café, nos tapamos la nariz y probamos dicha sustancia, únicamente identificamos el sabor dulce, al destapar nuestro olfato, detectamos que aquello que degustamos es canela. Al reconocer la importancia del sentido del olfato para registrar aromas y sabores, damos paso a la cata del ron Gran Reserva 15 años: de color ámbar claro; con notas en nariz de caramelo, vainilla, frutos secos, canela y pimienta negra; aterciopelado, dulce y de cuerpo medio es como se siente en el paladar, éste Matusalem es añejado en barricas de roble francés y fue maridado con una Crema de Castañas con Ravioli de Pichón y Trigueros, que armonizó con los sabores y disminuyó el toque de alcohol. La segunda bebida fue Matusalem 18 años, un ron con más cuerpo, cremoso y persistente, en donde el alcohol es más notorio en boca., el bonito color cobrizo se distingue y los aromas de madera, vainilla y un intenso chocolate aparecen en nariz, éste se combinó con el Lomo de Venado acompañado de habas y castañas, el cual logró un buen maridaje. Por último, degustamos el Gran Reserva 23 años que llegó a México en septiembre de 2012, en vista tiene un hermoso tono dorado brillante; los aromas recuerdan el cuero, madera y melaza, en menor medida mango deshidratado y frutos rojos; en boca los sabores son intensos, agradables y el alcohol disminuye, lo que nos hace recordar que entre más tiempo pase este destilado en barrica la nota alcohólica se suaviza; la madera se siente en cada sorbo y el retrogusto es largo; ésta bebida se enlazó con el postre Café de Olla, un final definitivamente inesperado, el plato consistía en helado de café con un mil hojas de café, que resultó ser el mejor maridaje de esta maravillosa experiencia organoléptica que nos brindó Matusalem y Millesime.

Lomo de venado con habas y castañas
Lomo de venado con habas y castañas

 

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