«Un tesoro culinario en las montañas»

Un viaje a esquiar va mucho más allá de bajar pistas nevadas, tiene que ver con los paisajes, con el aire, con el ambiente y por supuesto, con la comida. Entre aquellos días y noches fríos, la sensación de bienestar que se percibe al momento de los alimentos, es algo esencial.

Vail, uno de los resorts favoritos para los mexicanos, guarda buenos secretos culinarios y cuando la temporada es alta, la destreza del buen gourmet está en elegir las mejores opciones y reservar con antelación.

En esta ocasión y con algo de suerte me fue posible visitar el restaurante La Tour, que me dejó un exquisito sabor de boca en todos los aspectos: atmósfera, servicio, cocina, vinos… todo estuvo a la altura de lo que promete el afamado chef-propietario Paul Ferzacca.

Paul nació en Chicago, una de las renombradas ciudades gastronómicas de Estados Unidos, y aunque sus estudios iban dirigidos a la arquitectura, su talento y los misterios de la vida lo llevaron a su verdadera profesión. Ferzacca llegó a Vail, Colorado en 1991 y desde entonces ha aprendido a dominar el arte de una cocina de altura. La Tour fue un sueño que se cumplió siete años después cuando él y su esposa Lourdes adquirieron dicho establecimiento y lo alimentaron con su propio espíritu y una cocina digna de Vail. La Tour ofrece una comida con bases francesas utilizando productos frescos, entre los que resaltan los locales preparados con el toque que distingue a Ferzacca.

Una vez sentados en la mesa, elegimos algunos platos de la carta y dejamos que el chef nos recomendara lo demás. Así comenzamos con unos escargots estilo Borgoña, un foie gras sellado sobre brioche de avellana y cebolla caramelizada que resultó extraordinario. Cabe mencionar que el foie gras es una especialidad de la casa y cada semana ofrece una opción distinta. Continuamos con los raviolis de butternut squash (calabaza amarilla muy tradicional en el invierno) servida con granada y salvia. Como plato fuerte elegimos los productos de la zona: lubina rostizada al hinojo acompañada de puré de papa, camarones al Pernod y salsa de anís; y el cordero de Colorado al grill con tocino de cordero, puré de nabo y col al roquefort que el chef terminó con lajas de trufa negra… ambos platillos suculentos.

El postre cerró con broche de oro al degustar un pastelito caliente de manzana e higo maridado con un tokaji 5 putonyyos (el rey de los vinos de postre), ¡un maridaje celestial! Así como un pot de chocolate de leche con mousse de caramelo, un toque de sal Sugpo (Filipinas) y trufas de chocolate que acompañado de un Oporto Taylor 20 Tawny.

Sólo faltaba el mini chocolate caliente que el chef nos mandó de despedida para que en mi agenda quedara este restaurante como los favoritos de Vail.

 

FOTOGRAFÍAS CORTESÍA DE Paul Ferzacca

E S C R I T O  P O R  Karla Senties  k a r l a @ s a b o r e a r t e . c o m.mx

 

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