Si eres amante del vino seguramente has tenido oportunidad de descorchar alguna botella, pero alguna vez te has preguntado ¿de dónde vienen los corchos? ¿cómo se obtienen? ¿qué otros tipos de tapones para las botellas de vino existen? Para conocer más acerca de este tema acompáñame en un pequeño viaje para conocer la respuesta a estos cuestionamientos así como algunos otros datos.
El uso del corcho en la industria vinícola se ha podido rastrear hasta los egipcios, griegos y romanos ya que en antiguas ánforas encontradas en Pompeya se hallaron rastros de éstos. No se sabe con precisión en qué momento cayó en desuso el corcho, pues en su lugar se ocupaban algunos trozos de madera embebidos en aceite para tapar los recipientes que contenían vino. Fue hasta mediados del siglo XVII que Dom Pérignon mientras estaba en búsqueda de un material que resistiera la presión del gas en las botellas de champagne redescubrió el corcho y al ver su gran utilidad reavivó de manera paulatina el uso de éste en la industria vinícola.
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¿De dónde proviene el corcho?
El corcho se obtiene de la corteza de un árbol cuyo nombre científico es Quercus Suber L. o mejor conocido como alcornoque. Esta materia orgánica se utiliza no solo en la producción de tapones, sino que además tiene diversas aplicaciones, destacando entre las principales: base para el césped en campos de fútbol, suelas de zapatos, pisos de trenes, tablas de surf, revestimiento de paredes, suelos e inclusive como aislante térmico y acústico en naves espaciales. Un dato curioso es que el suelo de la icónica basílica de Barcelona, el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia del famoso artista Antoni Gaudí, está recubierto de este material.
Este árbol crece principalmente en toda la cuenca del Mediterráneo occidental con un total que ronda los 2.2 millones de hectáreas siendo Portugal, España y Marruecos en donde se encuentra la mayor parte de los bosques de alcornoque, también llamados montados o alcornocales.
Los alcornocales tienen un papel importante en la ecología mundial, con impacto directo en la cuenca mediterránea: son ecosistemas que generan altos niveles de biodiversidad que no solo previenen la degradación y desertificación del suelo sino que incrementan su productividad, ayudan a regular el ciclo del agua, fomentan la retención y almacenamiento de CO2 durante largos períodos (32 millones de toneladas anuales, con lo que contribuyen a la reducción de gases de efecto invernadero). Además, los productos fabricados con corcho continúan con esta capacidad de absorción de CO2.
La extracción
Los alcornoques pueden llegar a vivir hasta 200 años y poseen la cualidad de ser la única especie capaz de regenerar su corteza de naturalmente tras la “saca” (nombre que se le da al proceso de extracción de la corteza). Las sacas se llevan a cabo cada nueve años a partir de que los alcornoques alcanzan una edad productiva de 25. Las dos primeras sacas (a los 25 y 34 años) se destinan a usos industriales. Será a partir de la tercera (a los 43) cuando los árboles habrán producido una calidad de corcho adecuada para la obtención de tapones. Es así como a lo largo de la vida de los alcornoques se pueden realizar entre quince y dieciocho sacas entre los meses de mayo y agosto, período en que los árboles se encuentran en su fase más activa de crecimiento.
Con cada saca las cortezas van adquiriendo una textura más suave además de que durante estos procesos, solo se retiran como máximo hasta dos terceras partes principalmente del tronco, dejando la de las ramas ya que es más delgada.
Un dato interesante es que la saca es una actividad muy cuidadosa, esto se debe a que hasta el más mínimo roce del filo de la herramienta utilizada con el tronco del árbol, resultará en una porosidad mayor en la siguiente saca y por ende, afectará de forma negativa el valor mismo del producto.
¿Por qué utilizar corcho?
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El corcho es un material natural que además de ser sostenible, renovable, reutilizable y reciclable, presupone en su uso algunas ventajas entre las que destacan:
- Aislante acústico y térmico
- Impermeable a líquidos y gases
- Elástico y comprimible
- Resistente y ligero a la vez
- Resiste a altas temperaturas y es piro-retardante (por lo cual los alcornocales actúan como una barrera ante incendios)
- Es hipo alergénico
- Absorbe golpes
Se ha cuestionado el uso de tapones de corcho, debido a que se cree que el consumo de vinos que hacen uso de estos afecta a este tipo de bosques lo cual, es falso. De hecho, esta industria nada desperdicia: todos los residuos de corcho que no tuvieron uso en algún producto final, se llevan a molienda y se obtiene un polvo que funciona como biomasa, siendo una fuente de energía que no emite CO2. Además por su larga vida estos bosques son muy apreciados por todos los beneficios ya mencionados aunados a la fuente laboral que éstos implican.
Por esto, los tapones de corcho representan ventajas al medio ambiente: cada uno es capaz de absorber hasta 112 gramos de CO2. Esta ventaja al ambiente lo diferencía de manera significativa de los de aluminio y de plástico, los cuales, en su proceso de obtención emiten CO2 de 37 y 15 gramos respectivamente o bien, entre 24 y 10 veces más que un tapón de corcho.
Un tapón para cada vino
El uso de los tapones de corcho en los vinos es decisivo para su conservación y evolución en crianza por la microoxigenación que resulta por la propia estructura celular que esta materia tiene. De hecho existen diversos tipos que varían según los productores, aunque por lo general se pueden encontrar:
- De primera calidad: se obtienen al cortar las cortezas de manera directa
- Combinados: suelen tener los extremos naturales y el centro de corcho aglomerado
- De aglomerado: pequeños trozos de corcho comprimidos
El tipo de corcho elegido dependerá de las características propias de cada vino: para aquellos con posibilidad de guarda, se recomiendan los de mayor calidad mientras que los vinos de consumo rápido o jóvenes, requieren de un corcho más sencillo. Esto va aunado a la cantidad y calidad de taninos en el fermentado.
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Algunas otras opciones en el mercado son los de aluminio, de plástico y hasta de cristal. Estos se presentan como viables para vinos jóvenes, ya que luego de un tiempo cualquiera de estas opciones permite el ingreso de aire al vino, haciéndolo evolucionar incluso más rápido que con tapón de corcho, aspecto que no es buscado en estos productos.
¿Y qué hay acerca del TCA?
Algunos defensores de este tipo de tapones sintéticos argumentan que ofrecen una ventaja determinante sobre los de corcho natural: la ausencia de TCA. Esta sustancia también conocida como tricloroanisol es la responsable de los desagradables aromas y sabores “acorchados” en los vinos. Este fenómeno sucede cuando un tapón se contamina con TCA por error (con algunos productos de limpieza, por ejemplo) y en reacción con microorganismos, aporta ese aroma y sabor indeseados.
Sin embargo, esto no es exclusivo de los tapones de corcho ya que se ha demostrado que incluso vinos que han sido protegidos con sus versiones plásticas o de aluminio, también han presentado esta condición, la cual significa un grave problema para las bodegas.
Hoy en día las empresas productoras de corcho poseen tecnologías de punta que someten a estrictas revisiones cada uno de los tapones como, por ejemplo, aplican una cromatografía de gases (hacen pasar a presión gas a través de estos en cuestión de segundos para detectar TCA), con lo que eliminan el riesgo de que un corcho contaminado llegue a los consumidores. Por ejemplo, la siguiente fotografía muestra los corchos con NDtech de Amorim, los primeros corchos del mercado que garantizan TCA no detectable, es decir, luego de pasarlos por cromatografía garantizan que en sus tapones no ha sido detectado TCA por arriba de 0.5 nanogramos/litro, lo que equivaldría a una gota de agua disuelta en 800 piscinas olímpicas.
Así que la próxima vez que elijas un vino o descorches alguno, te invito a que admires esa pequeña pieza de corcho y que pienses no solo en los años que tiene sino en todas las ventajas y beneficios de este material. ¡Anímate a reciclarlos!
Agradecemos la información proporcionada a Corticeira Amorim en sus Conferencias 2019 en Domecq Academy México.
